Ya hemos hablado de las primeras crisis de lactancia y de sus causas. Y vamos a ver hoy las falsas crisis de lactancia que también las hay. ¿Y qué es una falsa crisis?

Pues, las llamamos “falsas” para referirnos a las situaciones que aparecen durante la lactancia y que son, a pesar de pensar que están relacionadas con la producción de leche,  etapas en las que el bebé está creciendo y madurando. Momentos en el que el bebé modifica su actitud y no entendemos qué está pasando. Y la teta es declarada culpable sin juicio previo.

Crisis de los 4 meses

A partir de los 4 meses, los bebés aumentan los despertares nocturnos. En las tomas nocturnas se muestran demandantes y nerviosos. Maman cada poco rato y piden el pecho llorando, las madres creen que el bebé se queda indudablemente con hambre, que su leche no es suficiente y que el bebé necesita tomar leche artificial de inmediato.

Pero ¿qué está pasando?

Este aumento de aparente demanda no se produce por falta de leche. ¡La teta es inocente! Los bebés  al nacer sólo cuentan con dos fases de sueño, sobre los 4 meses aprenden las fases de sueño que les falta. Esta evolución fisiológica del sueño causa que pasen más rato en un estado de sueño ligero, que les lleva a aumentar el número de despertares nocturnos.

Y al despertar, como no podía ser de otra manera, piden pecho. De esta manera niños que quizá dormían bastantes horas o que incluso habían dormido “del tirón” desde el nacimiento empiezan a despertarse. Además en España (a las 16 semanas) esto suele coincidir con el regreso de la madres al trabajo y la suma de todos estos factores hace nacer las vacilaciones y aumentar los miedos de las madres; es en este punto cuando muchas lactancias se pueden ir al traste.

Es importante recalcar que no por darles biberones con leche artificial y cereales los bebés duermen mejor ni duermen más. Tampoco hay nada que se puede hacer, es un tema suyo de maduración y hay que esperar a que lo consigan. 

Crisis de los 8 meses

De nuevo entre los 8 y 9 meses la cosa se complica sin que el pecho sea culpable de nada.  De día los bebés padecen un súbito ataque de “mamitis aguda”. Niños que casi podían estar en brazos de cualquiera, de una día al otro se muestran esquivos, asustadizos y muy apegados a mamá. Si desapareces de su vista, lo que significa ir de una habitación a otra, se desesperan y lloran desconsolados como si no volvieran a verte nunca más. Además a pesar que de día maman con “normalidad” de noche la demanda aumenta sin control. No se les puede sacar el pecho de la boca sin que se pongan a llorar desesperados.

Y para complicar la cosa, los despertares no son plácidos, ni graduales. Pasan de estar dormidos a llorar desesperados sin que apenas te de ni tiempo a reaccionar.

Y ahora ¿qué les pasa?

Los bebés crecen y maduran. Llegados a los 8 meses entran en una etapa complicada: la llamada angustia por separación. Empiezan a entender que madre y él son entes diferentes y que mamá puede “desaparecer”, que la pueden perder y eso les preocupa terriblemente.

Además para complicar el asunto también empiezan a intuir que algo pasa cuando se duermen, que la vida sigue cuando ellos duermen. A veces se duermen con mamá al lado y luego no está, o se duermen en un habitación y se despiertan en otra. Lo pasan realmente mal. Y si tiene el pecho y a mamá cerca todo es más fácil de sobrellevar.

Para nosotras puede resultar una etapa agotadora y no se debería interpretar como una dependencia enfermiza del pecho. El poder amamantar ayuda a que se supere más plácidamente esta etapa tan complicada emocionalmente para ellos.

Así que antes de tomar decisiones poco acertadas valorad si se vuestro bebé puede estar experimentando una de estas falsas crisis de lactancia.