“Ay, ¡qué marido tienes! Cómo te ayuda….”
¿Ay, los opinólogos! Recuerdo cuando nací como madre de mi primer hijo, ilusionada, muerta de amor, oxitocínica por los cuatro costados y con mi test de embarazo con un positivo candente gritando a diestro y siniestro: ¡¡¡Estoy embarazada, estoy embarazada!!! Recuerdo cómo, de manera paralela, empezaron a brotar como por arte de magia un montón de lenguas desatadas que me alertaron: ¡Nooooo! ¡No lo digas aún!!! ¡Es muy prontoooo!!!! Yo no entendía nada, pero hice caso. Callé, investigué, no comprendí pero…