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Frutos secos en la lactancia: ¿mito o realidad?

Frutos secos en la lactancia: ¿mito o realidad?

Una recomendación muy habitual para las madres lactantes es que consuman frutos secos durante la lactancia. De hecho, hay quien atribuye a su consumo un aumento en la producción de leche, ¿pero es cierta esa relación?

¿Qué son los frutos secos?

Los frutos secos son un tipo de alimento que proviene de una variedad de plantas y árboles, y que se caracterizan por tener una cáscara dura que protege la semilla en su interior. Estas semillas son ricas en nutrientes y grasas saludables, lo que los convierte en un alimento energético y nutritivo. Algunos ejemplos de frutos secos son las nueces, almendras, avellanas, pistachos, nueces de macadamia, cacahuetes (también conocidos como maní), entre otros. Aunque técnicamente los cacahuetes no son frutos secos, sino legumbres, a menudo se los incluye en esta categoría debido a sus similitudes en sabor y textura con los verdaderos frutos secos. Los frutos secos se pueden consumir crudos o tostados, y son un ingrediente popular en muchos platos, desde ensaladas hasta postres. También se pueden comer como un snack saludable por sí solos, y son una fuente rica de proteínas, fibra, grasas saludables, vitaminas y minerales.

Y, ¿durante la lactancia son recomendables?

Los frutos secos pueden ser una excelente fuente de nutrientes para las mujeres que amamantan. En primer lugar, son ricos en grasas saludables, especialmente en ácidos grasos omega-3 y omega-6, que son esenciales para el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso del bebé..

Los frutos secos también son una buena fuente de proteínas, que son esenciales para el crecimiento y desarrollo del bebé, así como para la reparación y el mantenimiento de los tejidos del cuerpo de la madre. Además, los frutos secos contienen una amplia variedad de vitaminas y minerales, como vitamina E, calcio, hierro, zinc y magnesio.

Pero, ¿tendré más leche si los tomo?

Pues no, no vas a tener más leche si los comes. Se trata de un mito relacionado con las épocas en las que las mujeres/madres recibían una alimentación deficiente. Años atrás es más que probable que las mujeres no tuvieran una alimentación muy adecuada. Es por ello que durante la lactancia, se consideraba que ciertos alimentos aumentaban la producción de leche: frutos secos, bacalao, sardinas, horchata, caldos, atoles, etc. Todos los alimentos considerados galactogogos o lactogogos lo que hacen es aumentar la ingesta materna de proteínas o ácidos grasos ácidos grasos poliinsaturados. 

Y entonces, ¿está bien que los tome?

Sí, claro. De hecho los frutos secos pueden ser unos aliados perfectos en la alimentación de una madre lactante, pues es habitual que tengan hambre de manera frecuente, lo que lleva a “picotear” alimentos en muchas ocasiones insanos. Tener frutos secos a mano puede evitar estas conductas alimenticias poco saludables, además los frutos secos son saciantes y ayudan a calmar la ansiedad que experimentan algunas mujeres.

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