Amamantar durante el embarazo es algo que cada vez hacen más mujeres. No les resulta fácil, pues es muy probable que reciban comentarios y opiniones respecto al riesgo que supone dar el pecho mientras están gestando. Se habla de riesgo de aborto, malformaciones, posibles carencias para la madre… Nada de esto es cierto y cuando todo va bien no hay razón para dejar de dar el pecho.

Pero, ¿y si algo va mal? Hoy queremos ver la otra cara de la moneda y hablar de los casos en los que el destete es la opción más adecuada.

Porque no te sientes bien o tienes dolor

Durante la lactancia se puede producir la llamada “agitación por amamantamiento” , un sentimiento muy fuerte de rechazo hacia el hijo mayor cuando éste mama. Este sentimiento puede ser muy intenso y puede producir la necesidad de destetar inmediatamente.

En el embarazo los niveles de estrógenos y progesterona están muy altos, esto hace que se tenga mucha sensibilidad en el pezón. Muchas madres sienten un dolor muy intenso cuando el bebé mama y, a pesar que el dolor suele ir decreciendo a medida que el embarazo transcurre,  esto les lleva a destetar ante la imposibilidad de aguantar el dolor.

Contracciones uterinas

Durante el embarazo las fibras del útero que responden al estímulo de la oxitocina están desconectadas y no se sienten contracciones. Pero, en determinadas circunstancias anómalas, la succión del bebé ( y también los orgasmos) causan contracciones dolorosas y activas. En estos casos, cuando la madre siente el dolor de las contracciones, es aconsejable destetar. Es también el momento en que te recomiendan/ prohíben tener relaciones sexuales.

De la misma manera, en las siguientes situaciones también se recomendará el destete o rebajar/limitar el número de tomas:

– Cuando el cuello del útero está acortado o es incompetente y empieza a dilatarse antes de llegar a término.

– Cuando hay riesgo de aborto.

– Si cuando el bebé succiona se producen contracciones dolorosas.

– Si cuando el bebé mama se producen o intensifican sangrados vaginales.

Estos casos son poco frecuentes y, en la mayoría de embarazos en los que la madre aún lacta, ésta puede seguir dando el pecho sin que este gesto suponga un problema para ninguno de los tres implicados.

Lactar durante la gestación no compromete la salud de la madre, ni del bebé, ni del feto, no es causa de malformaciones ni aumenta el riesgo de aborto.