El Reflujo gastro-esofágico es una situación común en los bebés.

Se trata del retorno del contenido del estómago a la boca, generalmente sin esfuerzo y de forma esporádica. Es más frecuente después de que haya comido.

El reflujo ocurre en casi 1 de cada 5 bebés sanos. Se considera una situación fisiológica y no debe preocuparnos. Se resuelve, sin tratamiento alguno, generalmente antes del año de vida.

Debemos diferenciar el reflujo gastroesofágico fisiológico de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (RGE), que sucede cuando cuando el reflujo de la leche es más frecuente e intenso, llegando a causar  inflamación del esófago (esofagitis por reflujo). En este caso podremos encontrarnos con un bebé con varios síntomas (lo veremos más adelante), pero ante todo será un bebé irritable.

Cabe destacar que los bebés que toman lactancia natural tienen menos reflujo gastroesofágico, pues la leche materna se digiere más rápido y más fácilmente que la leche de fórmula.

Como hemos comentado, pueden ser varios, entre los que destacarían:  irritablidad (dolor), vómitos o regurgitaciones (aunque no siempre se dan), rechazo de la alimentación a causa del dolor, arqueo de la espalda al comer, ganancia inadecuada de peso, síntomas respiratorios como tos o ruidos de silbidos en el pecho.

Ante todo, no está indicado suspender  la lactancia materna.

En algunas ocasiones se utiliza leche artificial antireflujo. Estas leches son  más espesas y por tanto cuesta más que suban a la boca. Suelen conseguir que salga menos cantidad de leche por la boca, pero se corre el riesgo al usarlas de que se queden a “medio camino”, irritando igualmente el esófago, sin que veamos la leche salir por la boca.

Como hemos visto antes, el hecho de que salga leche por la boca del bebé no resulta un problema, mientras el bebé se encuentre bien, esté tranquilo y crezca adecuadamente.

En cambio, si este contenido del estómago lesiona el esófago, podemos tener síntomas importantes. Las leches antireflujo no siempre nos van a ayudar en este sentido. Lo más adecuado es seguir alimentando a este niño o niña con leche materna.

Un truco que nos puede ayudar al alimentar a los bebés con reflujo es darle el pecho en una posición lo más vertical posible, como por ejemplo en posición de caballito.

Otras medidas antireflujo serán aquellas que favorezcan la gravedad: portearlo, elevar el colchón, mantenerlo ergido tras cada toma…

También puede ayudar la succión en sí misma. Al succionar, se favorece la secreción de saliva, que neutraliza el ácido. La succión también promueve el peristaltismo (el movimiento intestinal), lo que ayuda a que el estómago se vacíe con mayor rapidez y así haya menos reflujo. Puede funcionar succionar del pecho “vacío” o incluso succionar de un chupete.

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HORTENSIA VALLVERDÚ

Pediatra, asesora de lactancia y madre de tres niños.

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Defiendo el parto y nacimiento respetuosos, la crianza con apego, la educación consciente. Practico lo que yo llamo una “slow pediatría”, una pediatría respetuosa y poco intervencionista. Evito la hipermedicalización que cada vez más sufren nuestros niño/as.

Concibo la salud como un estado de bienestar y equilibrio físico, psíquico, emocional y social.

Respeto la autonomía y valores de las familias que acompaño, huyendo de una medicina paternalista. Me gusta escuchar a las familias. Estoy para acompañar.