Por qué recomendamos las hojas de col en la lactancia
A raíz de la publicación que ha hecho Cristina Pedroche en redes sociales nos habéis preguntado muchas veces el por qué del uso de las hojas de col para aliviar la ingurgitación mamaria. Así que a pesar de que en nuestra app gratuita LactApp lo tenéis explicado y en otras entradas del blog también os explicamos un poco más sobre el tema, ¡hablemos de las benditas hojas de col!
En primer lugar decir que, como en muchos temas relacionados con la lactancia, no existe prácticamente evidencia científica y esta es muy limitada, así que a falta de ella nos centramos en la experiencia clínica. Es decir, en lo que observamos que funciona y además no causa daños.
Cuando en el pecho se producen situaciones tales como ingurgitación, obstrucciones, mastitis… el frío puede aliviar de manera notoria el proceso. ¿Pero qué tipo de frío? Y aquí existe el problema de aplicar sobre el pecho algo frío que pueda causar daños en los tejidos (sí, se pueden llegar a producir quemaduras en la piel por la aplicación directa de frío) o puede ser totalmente ineficaz en el caso de que envolvamos el producto elegido por precaución con toallas, lo que impide que el frío se transmita de manera efectiva a la zona afectada. Antes de seguir, que quede claro que no sirven para otra cosa: no previenen y no curan.
¿Cómo aplicar hojas de col al pecho?
Y no solo eso, son fáciles de comprar, a un precio razonable y se adaptan genial a la forma del pecho, proporcionando un alivio muy notorio y seguro de la inflamación.
Lo único que hay que hacer es:
- Comprar una col o repollo (el nombre cambia según la zona)
- Lavar con atención y de manera concienzuda las hojas una a una para eliminar los restos de tierra o bacterias que pudiera haber.
- Se pueden aplicar directamente sobre el pecho o dejarlas en la nevera (en verano apetece más que estén frescas, mientras que cuando no hace tanto calor a temperatura ambiente están perfectas).
- Para adaptarlas mejor a la forma del pecho, les podemos pasar por encima un rodillo de cocina para romper los nervios.
- Si tenemos una grieta vamos a cortar la hoja (haciendo un círculo) para dejar la zona de pezón y areola sin contacto con ella. Esto es por dos motivos, el primero es que puede ser desagradable aplicar algo frío sobre una grieta, la segunda es que aunque las hojas estén limpias, la grieta puede ser una “puerta de entrada” para algunas bacterias, lo que no sería deseable, como la listeria, y así lo avisa una reciente actualización de la ABM.
- Una vez colocadas es probable que en 10-20 minutos la hoja se haya calentado y la tengamos que cambiar por una nueva.
- Se pueden usar tantos días o momentos que sean necesario.
Por supuesto que hay productos en el mercado que pueden hacer un efecto similar, y que parecen más modernos, pero al final si una cosa es buena, segura y fácil de encontrar, ¿para qué nos vamos a complicar la vida?