fbpx
“Nuestra lactancia ha sido uno de los mayores logros de mi vida”

“Nuestra lactancia ha sido uno de los mayores logros de mi vida”

A raíz del último relato de lactancia que colgamos en la app de LactApp hemos recibido muchos mensajes de mujeres con experiencias similares, entre ellos este otro relato titulado “Nuestra lactancia ha sido uno de los mayores logros de mi vida”, que hoy os compartimos:

¡Hola!

Acabo de leer el último relato de lactancia del blog, titulado ‘Me encasquetaron una lactancia mixta que no deseaba‘ y mi historia es tan tan similar y a la vez tiene una lectura completamente opuesta, que me he decidido a mandaros la mía, por si alguna mami pasa por algo parecido.

Nuestro embarazo fue fenomenal hasta la semana 30, en el que mi bebé “delgado y pequeño” se convirtió en un CIR (crecimiento intrauterino retardado). Me indujeron el parto en la semana 39, en abril de 2020, en pleno caos por la pandemia de Covid-19, en cuanto la ecografía marcó que había superado los 2500g. Fue un parto inducido, instrumentado y traumático. Los profesionales que me atendieron lucharon mucho por el parto vaginal y al final hubo que hacer todo demasiado rápido porque el bebé bajó de pulsaciones. Hice piel con piel tres horas y durante las 48 horas que estuve en el hospital sólo me separé de él los 15 minutos, que estuvo con su padre mientras le pesaban y le hacían su primera revisión. Durante esas primeras horas empezamos a escuchar la palabra hipoglucemia.

Yo apenas dormí desde el parto, estaba continuamente intentando que el niño comiera. Varias matronas vinieron a ayudarme, distintas cada turno. Todas veían el agarre y la postura bien, pero el bebé no comía. Me enseñaron a hacer extracción de calostro y con el método jeringa-dedo conseguimos alimentarle y salir del hospital. Una vez en casa, seguimos la batalla. El bebé se pasaba el día pegado a la teta, pero cada vez estaba más lánguido y dormido. Era muy difícil despertarle.

Íbamos al pediatra y sólo me decía “ponle más al pecho, la lactancia es lo mejor y más cuando van tan bajos de peso”. No me volvó a ver ninguna matrona o enfermera el agarre por las restricciones del Covid. Aquí debo decir que el que un pediatra diga “la lactancia es lo mejor” sin que alguien te ayude a sacarla adelante solo genera aún más presión y no soluciona el problema. El bebé seguía en sus 2400gr, no había cambios en su peso.

No había grupos de lactancia ni asesorías. Recordemos que acababa de estallar la pandemia y la sociedad no había reaccionado. Finalmente contacté con una asesora que me atendió por videoconferencia. Le mandé todos los vídeos y datos que me pidió. Al ver el estado del niño me dijo que bajara la farmacia y que comprara un biberón y un bote de leche de fórmula ya, que nos encargaríamos de remontar esa lactancia, pero que había prioridades. Creo que fue uno de los peores momentos de mi vida. Llevaba semanas luchando día y noche por la lactancia, con pezoneras, con sacaleches cada hora…

El bebé tampoco cogió el biberón. Estaba demasiado cansado. Con ayuda de la asesora, probamos varias marcas de tetinas. Finalmente conseguimos que cogiera el biberón. Tenía el estómago pequeñito y sólo comía de 10ml en 10ml. Mientras, yo seguía intentando que se cogiera y seguía pegada a mi sacaleches 15 minutos de cada hora.

El cambio de mi hijo en 48 horas fue milagroso. De repente sí se despertaba, a ratos abría los ojos, buscaba el pezón… Conseguí que quisera mamar. Instauramos una lactancia mixta exitosa. A las semanas, el sacaleches además de cumplir su función de estimular, también empezó a darme pequeños biberones para no necesitar tanta leche artificial.

Seguí con mi asesora, poco a poco, como ya me dijo en esa primera visita, fuimos quitando la leche artificial. A los 5 meses lo conseguimos, mi bebé sólo tomaba LME. Creo que ha sido uno de los mayores logros de mi vida.

Escribo esto porque sufrí muchísimo por esos biberones. Porque estaba tan obsesionada con conseguir una lactancia exitosa que perdí de vista lo importante. Porque necesité que alguien me dijera “¡compra un biberón ya!” para reaccionar. Durante toda la lactancia, que finalmente duró un año, lloraba y lloraba por no haberle podido dar esa LME que tanto había deseado.

Ahora veo los vídeos que envíé y recuerdo todo desde la distancia. ¡Qué ridículo sufrir por un biberón! Tendría que haber sufrido por ver así a mi hijo, por el peligro que corrió sin que yo fuera consciente. La lactancia tiene muchos beneficios, pero la leche artificial salva vidas.

Si alguna mamá pasa por esto, me gustaría que se acuerde de mi historia. Las lactancias se pueden remontar, un problema por desnutrición puede dejar a tu hijo secuelas de por vida. A veces por mucho que lo intentes, no podrás hacer LME. No pasa nada, eres una madre maravillosa igualmente, lo estás haciendo bien, no es tu culpa, no es culpa de los profesionales que te acompañan, a veces la vida es así.

Por último, dar las gracias a mi maravillosa asesora, a Alba Padró por su libro y a vosotras por toda la info que aportáis a la app de LactApp. Sin vosotras, habríamos sido otra lactancia fallida.

Un abrazo,

María.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

DESCARGA LA APP GRATIS