“La leche hidrolizada fue un bálsamo”: relato de APLV
Os traemos el relato de lactancia de Meritxell, madre de Aniol. Un bebé con APLV para quien la llegada de la leche hidrolizada fue, como su madre explica en esta historia, “un bálsamo”. Os dejamos con su historia:
Mi lactancia comenzó en el mismo quirófano, poco después del nacimiento por cesárea de mi primer hijo, Aniol. Habían pasado pocos minutos y estábamos haciendo el piel con piel cuando encontró el pecho y se enganchó sin problema.
Nos daban el alta a las 48 horas con la recomendación de darle suplemento al bebé ya que había perdido más del 10% del peso del nacimiento. La suerte es que a mi ya me había subido la leche y podía hacer la suplementación con leche materna.
Así pasaron los primeros días, en los que el bebé no ganaba peso o lo hacía a un ritmo demasiado lento. Yo estaba desbordada con la recuperación, darle el pecho y sacarme leche para dársela también. En este momento apareció la leche de fórmula en nuestras vidas. Aun así, la situación no mejoraba y el bebé lloraba día y noche. Todo el mundo nos decía que se quedaba con hambre y que no tuviese miedo de darle un buen biberón, pero algo no me acababa de encajar.
Tras 20 largos días de llantos y desesperación le diagnosticaron APLV (alergia a la proteína de la leche de vaca), es decir, que le estábamos dando una alimentación que le hacía daño.
En aquél mismo instante nos dieron una leche hidrolizada que fue un bálsamo para todos, mejoró al instante. Hacíamos las tomas a demanda, primero le daba el pecho y después el biberón con la leche de fórmula especial.
Todo iba bien hasta que a las siete u ocho semanas de vida empezó rechazar el pecho, se enfadaba mucho y no comía y cuanto más insistía yo, peor se ponía él. Ya había renunciado a tener una lactancia materna exclusiva, pero me dolía en el alma terminar tan pronto de darle el pecho. Así que tuvimos una consulta con Laia Aguilar, que nos dio unas pautas para favorecer la continuidad de la lactancia materna.
A pesar de todos los obstáculos que nos hemos encontrado, mi lactancia materna ha durado un año y ha sido mi hijo quien, de manera muy gradual, ha puesto el punto y final.
Ahora miro atrás y veo el camino que hemos hecho desde el momento en el que Aniol se cogió al pecho a los pocos minutos de nacer y nunca hubiera imaginado que la lactancia materna fuese tan difícil, tan bonita y que significaría algo tan importante para mí haberlo podido hacer.
Gracias a la gente de LactApp por toda la información, consejos y asesoramiento que con tanto cariño dais.
Meritxell Castells