¿Sabías que además de puntos blancos o perlas de leche, pueden también puntos rojos, negros o ampollas en el pezón?

Ya sean ampollas transparentes o puntos blancos, tener alguna de estas molestas situaciones indica que algo podemos evitar o mejorar. Os ofrecemos hoy una entrada para averiguar qué tenéis en el pezón y cómo podéis solucionarlo.

Punto por infección

Cuando en el pezón aparece un punto irregular y poco definido, profundo y amarillento, podemos pensar que se trata de una perla por infección.

Este tipo de puntos suelen aparecer antes o después de una obstrucción o una mastitis. Suelen ser la punta del iceberg que nos indica que hay algo más en los conductos. Normalmente, queda retenida detrás del poro del pezón una cantidad variable de células muertas y calcio que taponan la salida del conducto.

Este hecho causa un dolor agudo, muy molesto, puede producir quemazón y el dolor se puede irradiar hasta la espalda.

Este tipo de perlas es mejor no tocarlas ni pincharlas puesto que son tan profundas que cualquier intervención puede hacer empeorar la situación.

Consulta a tu matrona lo antes posible para que pueda revisar qué puede estar pasado y te ofrezca apoyo e información para solucionar las dificultades que tengas.

Punto por tracción

Los puntos por tracción son diferentes a los anteriores. Son redondos, superficiales y muy blancos.

Los llamamos perlas por tracción porque suelen coincidir con que el bebé ha cerrado la boca con el pezón en su interior o ha dado un tirón para ver qué pasa más allá sin desengancharse del pecho.

Este tipo de perlas se producen a causa de una pequeña inflamación en los conductos, justo detrás del pezón, donde se retiene un poco de leche. El agua de la leche se reabsorbe pero la grasa y calcio de la leche no lo hacen, formando un material espeso que no puede salir por el pezón.

Este tipo de puntos producen un dolor muy agudo, muchas madres lo describen como un dolor intenso y punzante como si de un alfiler se tratase.

Este tipo de perlas, al ser tan superficiales, se pueden eliminar de varias maneras:

La primera opción es esperar. Cuando la piel se regenera y cae, la perla también cae y se acaba el problema. Esta opción tiene el inconveniente que requiere tiempo, de 2 a 4 semanas. Si el dolor no es muy potente, se puede esperar a que esto suceda.

Para la segunda opción necesitas la ayuda de tu matrona. Ella, usando una aguja estéril, puede pinchar la perla con cuidado por los laterales y levantar la piel.

Otra opción casera es sumergir el pecho en un recipiente con agua o aceite calentito (tiene que ser un calor agradable), después de unos minutos cuando se haya ablandado un poco, restregar una toalla limpia y seca que sea un poco tosca para intentar deshacer el punto blanco. Puede ser molesto, aunque bastante efectivo.

Cuando termines del procedimiento de la toalla o de pinchar con la aguja pon al bebé a mamar de manera inmediata para  poder eliminar todos los restos mediante la succión.

Recuerda que los días posteriores deberás limpiar varias veces al día el pezón con agua y jabón neutro, y secarlo con papel o gasas de un solo uso a fin de evitar que la zona se infecte.

Punto rojo o negro

Ambos puntos, rojo y negro, son las dos caras de la misma moneda. Normalmente se producen cuando el bebé no succiona del todo bien y crea un chupetón, sí, los mismos que se hacen los adolescentes en el cuello en un arrebato de pasión.

Se produce una pequeña retención se sangre, un coágulo, detrás del poro del pezón, que no sale cuando el bebé mama.

Los primeros días la gota de sangre es roja y muy brillante pero, a medida que pasan los días, la sangre de degrada y, al igual que el moretón, se vuelve oscura, muy negra.

Si no duele, no hay razón para que la toques. Ya irá desapareciendo sola. Si te molesta, puedes hacer lo mismo que en el caso de la perla por tracción y eliminarla.

Ampolla transparente

Las ampollas transparentes son como las ampollas que nos salen en los pies cuando estrenamos zapatos. Son transparentes y tienen líquido dentro.

Estas ampollas se producen cuando el bebé succiona de manera débil. Suele ocurrir por la noche y se agarra sólo a la punta del pezón. Esta succión tan superficial hace que el pezón roce con el paladar y esta fricción crea la ampolla.

Este tipo de ampollas son las más simples de solucionar y es que normalmente después de que el bebé haya mamado un poco se ablandan y se abren.

Es importante, al igual que con las perlas por tracción, que mantengas un poco de higiene sobre la zona los días posteriores a fin de evitar que se infecte.

Para que no vuelvan a parecer, asegúrate de que el bebé mantiene un agarre profundo en las tomas nocturnas y no dudes en recolocarlo si te molesta.

Para las posibles molestias o dificultades durante la lactancia, no dudes en visitar a tu matrona, que es la profesional de referencia para la lactancia. Ella te ayudará a valorar vuestra lactancia, el estado de tu pecho y la evolución de tu bebé. Y esto siempre es complementario a acudir a tu grupo de apoyo a la lactancia más cercano donde podrás compartir experiencias con otras madres.