Lactancia y reducción de estómago: relato
Historias como la que os compartimos hoy (de una madre con reducción de estómago) nos ayudan a entender cómo son de inteligentes los bebés y cómo luchan por lo que necesitan cuando todavía no tienen nuestras herramientas de comunicación. Mary Ester es una madre que no lo tuvo nada fácil al inicio, pero que ha sabido escuchar las necesidades de su bebé y ha sido capaz de entenderlo y adaptarse a sus ritmos. ¡Felicidades por esa lactancia y gracias por compartir tu experiencia!
Hola, me presento: soy una dominicana viviendo en Madrid desde hace 8 años y quiero contar mi experiencia con la lactancia.
Antes que todo soy una mamá bariátrica, quiere decir que estoy operada de una reducción de estómago (bypass) ya que tenía obesidad mórbida. Antes de la operación pesaba 140 kilos y en el momento de escribir este texto, peso 70. Operarme ha sido una de las mejores cosas que he hecho en la vida ya que me ha cambiado para bien. he sumado salud, quitado enfermedades asociadas con la obesidad y, por ende, poder quedarme embarazada cuando antes era imposible.
¡Al lío que me ocupa: LACTANCIA! Tuve un embarazo un poco difícil, donde al final se me indujo el parto a las 34 semanas por una elevación de transaminasas e infección en la placenta, pero al final todo terminó en cesárea.
La primera noche, el bebé estaba en neonatología. Tenía muy claro que quería dar lactancia materna al estar el bebé allí. Me llevaron un sacaleches a la habitación y las primeras tomas se las llevabas, ya que esta entubado para comer. Ya al segundo día empecé a darle el pecho… ¡era increíble! Pensé que sería más fácil, pero se dormía al pecho y no comía. Allí me ayudaron con las posturas y con cómo enganchar al bebé.
Esto de la maternidad no es fácil, pero aún es peor cuando eres mamá soltera. Tenía que intentarlo todo para ayudar al bebé a ganar peso para irnos a casa. Él permaneció en el hospital una semana, yo solo dos días. Las tomas allí eran cada 3 horas, me pasaba el día entero en el hospital sentada en un sillón entre toma y toma para luego irme a las 10 de la noche para tomar el metro y el autobús, a todo esto teniendo en cuenta que me habían hecho una cesárea. Llegaba a casa sobre las 11:30h y prácticamente me pasaba la madrugada sacándome leche para llevársela. Tenía bastante leche, incluso tanta que a la semana, cuando le dieron el alta, me pude llevar a casa lo que no le habían dado.
Antes de irme me dieron recomendaciones: dar pecho a demanda o tener un bote fórmula para complementar si no iba bien la lactancia.
Al principio sentía que el bebé se quedaba con hambre y por eso empecé a darle fórmula y lo vi tan cómodo que al final le daba más fórmula que teta, así yo descansaba. Además, tenía dudas ya que a raíz de la operación tengo que tomar vitaminas de por vida porque mi estómago, al estar cortado, no asimila nutrientes y pensaba que al comer tan poco el bebé no se estaría alimentando bien. También, me veía el pecho super vacío, no como al principio que estaba muy lleno. Y varias mamás bariátricas me decían que no pudieron amamantar, así que yo mucha predisposición no tenía.
Pero sobre los dos meses el bebé empezo a rechazar el biberón. No entendía lo que le pasaba, cambié la leche, cambié las tetinas y nada.
Hasta que me di cuenta de que lo que quería era teta, por eso digo que él ha decidido por mi. Esa pequeña personita me ha enseñado que la lactancia es lo mejor para él, me pedía que confiara, que ¡sí se podía! Que el cansancio que tenía a veces no importaba… No entendía cómo una mujer puede dar teta a demanda y tener al bebé siempre pegado. Pero al final lo llevo fenomenal.
El tiempo que perdí dando más fórmula que teta ya no importa, he aprendido que lo mejor que hay es la leche de mamá. Gabriel me ha enseñado lo importante de todo y la unión que ambos tenemos. Que ya tiene casi 5 meses con lactancia materna, está perfecto de talla y peso. Que mi cuepro estaba preparado para darle de comer aunque mi estómago no asimile nutrientes, que el cuerpo es muy sabio, sabe de dónde poner y quitar. Muchas mujeres como yo operadas del estómago tienen la misma duda. ¿Podré dar pecho? ¡Os digo que sí se puede! ¡Que vale la pena! Es lo mas saludable que hay, que se nota también en lo económico y tienes la mejor comida para el bebé gratis. No hay que andar con varios biberones, agua, leche, calentar el agua, etc. Simplemente sales con tu hijo y cuando tiene hambre, dar la teta donde sea. ¡Ah! Y al que no le guste, que no mire, así de claro lo tengo.
Escribo esto desde el metro ya que he empezado a trabajar, el chiquitín de mamá lo está pasando un poco mal porque no quiere nada de biberón pero sé que se acostumbrará a que esté fuera 10 horas al día. Estaremos con la lactancia hasta que él vuelva a decidir que no quiere más.
Estoy muy contenta con la maternidad y la lactancia. Los grupos de lactancia ayudan mucho porque otra duda era se quedara con hambre. No pasa más de 10 minutos enganchado pero gracias a esos grupos de lactancia aprendí que se vuelven expertos en mamar y sacan lo que necesitan.
A todas las que tengan dudas de dar pecho buscad información, hablad con otras mamás pero, sobre todo, guiaros por el instinto maternal que todas llevamos dentro.
Siempre me digo: nadie dijo que fuera fácil solo que valdría la pena.