La matrona es la figura sanitaria de referencia en relación a la lactancia. Hasta que no eres madre es posible que no te des cuenta de la falta que hacen y de la necesidad de que estas profesionales estén mucho más presentes en los servicios sanitarios, públicos y privados. Si hubiese más matronas, habría más lactancias exitosas, entre otras muchas cosas. Así lo expresa nuestra amiga Gloria González, que nos ha regalado este artículo para LactApp. ¡Gracias!

La lactancia: ¿coser y cantar?

Hemos visto a nuestras amigas, hermanas, primas y tías dar el pecho a sus bebés, algunas durante más de un año y otras unos meses o incluso semanas. ¿Es suficiente formación la mera observación para una mujer que acaba de traer al mundo a un bebé? ¿Es dar el pecho como coser y cantar, algo que se transmita de generación en generación sin más?

Esto es lo que deben pensar aquellos que no hayan peleado por una lactancia eficaz, indolora y duradera, aquellos que parece, casualmente, vienen a ser los que toman las decisiones políticas en cuanto a los recursos sanitarios en nuestro país.

Está claro que todas las madres, como animales que somos, tenemos un instinto básico, al igual que el bebé nace con un reflejo de succión que nos va a ayudar a iniciar la lactancia. Sin embargo, en muchos casos no es este inicio idóneo si no ha habido una formación previa focalizada en el agarre, por ejemplo. Sin ir más lejos, puedo contar que mi hijo estuvo casi dos horas agarrado y succionando el pezón nada más nacer, en el mismo paritorio. Pues bien, a pesar de que tenía todas las condiciones idóneas: parto natural, estar piel con piel, tranquilidad en una habitación con mi marido y el bebé, etc, en ese corto periodo de tiempo el bebé me hizo una grieta. Grieta que me duró cerca de un mes.

Se preguntarían aquellos que toman las decisiones qué es una grieta. Me gustaría más explicarles cómo duele una grieta. En mi caso, estuvo doliendo como una herida normal, pero al querer alimentar a mi hijo, llegaba a doler como meter una herida abierta en un dedo dentro un sacapuntas y girarlo. Se preguntarían ahora cómo pude soportar eso y no abandonar (yo también me lo pregunto).

Quien lea ésto pensará que no recibí suficiente formación previa, o que no acudí a mi matrona de referencia. Pues está en lo cierto. En mi ciudad sólo hay 4 matronas en atención primaria. Son como 4 entes divinos, que como tal, sabemos por fe que están ahí pero no las vemos. Unas pocas madres en mi ciudad de 700.000 habitantes son las privilegiadas que reciben la formación necesaria y de forma gratuita.

El resto de madres tenemos tres opciones: 1- Abandonar la lactancia natural en cuanto se presentan las primeras dificultades. 2- Persistir aunque signifique llorar de dolor mientras se amamanta. 3- Buscar consultas privadas con matronas, con el correspondiente gasto económico que supone.

En mi caso, después de un mes de lucha, contacté con una matrona privada para que me corrigiera la posición del bebé y mi postura, así como el agarre. Y sobre todo, tuve la suerte de dar con LactApp, con quienes he podido resolver posteriormente y de forma gratuita cualquier tipo de duda relacionada con el tema. A día de hoy puedo decir que disfruto con mi hijo de la lactancia.

Porque, señores que toman las decisiones de poner o quitar personal sanitario de los centros, amamantar a un bebé puede ser fácil como dice el dicho popular: “coser y cantar”, pero que la lactancia sea un proceso efectivo, duradero y satisfactorio… NO lo es.

#porunamatronaencadacentro