Los bebés nacen para mamar y la leche es para ellos el alimento básico y primordial en sus dos primeros años de vida. Por tanto, no es normal ni sería adecuado que un bebé se destetara por sí solo antes de llegar a cumplir su primer año de vida.

No hablamos de un destete dirigido (decidido) por la madre, sino de un rechazo del pecho por parte del bebé. Como hemos dicho muchas veces, la lactancia es cosa de dos. Si el bebé rechaza el pecho y la madre tiene intención de iniciar el destete, pues será el momento ideal para hacerlo. Teniendo en cuenta que el bebé sigue siendo lactante y, por lo tanto, la leche es su principal alimento. A falta de leche materna, la leche artificial será la opción más adecuada.

Si el bebé rechaza el pecho -un comportamiento que puede ser habitual en lactantes– pero la madre todavía no tiene la intención de dejar la lactancia, este artículo te interesa. Vamos a analizar las principales causas por las que se producen los destetes tempranos y cómo afrontarlos:

• Deficiente información acerca de la evolución de la lactancia: se suele creer que a medida que el bebé crece disminuye las tomas de leche materna, y que es recomendable que el bebé, vaya distanciando las tomas o incluso se sugiere restringirlas a 4 o 5 tomas a lo largo del día, lo que implica dejar las tomas nocturnas. Este tipo de pautas son un error, puesto que los bebés siguen necesitando a lo largo del primer y segundo año tomas frecuentes sin intentar que imiten las 5 comidas diarias de los adultos. Una madre que sigue estas pautas puede producir, a veces sin quererlo, un destete temprano, puesto que la producción de leche disminuye al dar menos tomas al bebé o dejar las tomas nocturnas. El bebé deja el pecho al encontrar poca leche.

• Fomentar el destete nocturno: los bebés cuando maman de noche no lo hacen para fastidiar o para no dejar dormir a la madre. Es cierto que no es nada sencillo conciliar la lactancia nocturna y las exigencias del trabajo remunerado, pero los bebés necesitan esas tomas nocturnas para mantener la producción de leche. Las tomas nocturnas son algo así como hacer el pedido para el día siguiente: si maman de noche, se asegura una buena producción de leche.

• Erróneo inicio de la alimentación complementaria: cuando un bebé empieza con los alimentos sólidos se suele recomendar la pauta de “la teta se la das de postre”. Los alimentos que se ofrecen al bebé complementan a la leche, ni la sustituyen ni mucho menos la eliminan. Si a esto le sumamos que se suelen pautar cantidades determinadas de ingesta de comida, es posible que se fuerce al bebé a comer demasiada comida y aunque después se le ofrezca el pecho ya no tenga sitio para la leche.

Por otro lado, también existen situaciones en que los bebés pueden dejar de mamar de manera inesperada y que pueden causar un destete no deseado:

• La enfermedad del bebé: sean mocos, aftas en la boca, congestión o dolor de oídos… el bebé puede rechazar el pecho si la succión o la leche, en el caso de las aftas, le causa dolor.

• Enfados: sí, los bebés se enfadan. En especial los más mayores y cuando, por ejemplo, su madre se marcha a trabajar y les “abandona” (ellos lo sienten así) se enfadan y lo demuestran a sus madres cuando estas vuelven a casa. Ellos se niegan a mamar y dependiendo del enfado van a tardar más o menos.

• Los sustos: también es habitual que un bebé se asuste mientras está mamando, ya sea porque ha mordido a su madre y ella ha pegado un grito, porque pasa algo en casa mientras mama… por esta razón pueden estar unos días o semanas sin querer tomar el pecho, ya que asocian el susto a mamar.

Cómo recuperar la lactancia

En la mayoría de ocasiones no podremos saber qué ha pasado pero si sabemos que los destetes tempranos no son biológicamente normales y tenemos ganas de seguir con la lactancia, hay diversas cosas que podemos hacer para favrecer una segunda oportunidad.

Colechar: dormir con el bebé cerca favorece que intente volver a mamar. Si el bebé está enfadado o molesto va a ser más simple que quiera mamar medio dormido que cuando esté despierto.

Reir: conseguir hacer reír el bebé a carcajadas les hace entrar en un “modo automático” y muchas veces después de una sesión de risas intensas vuelven a mamar sin más.

Ir a un grupo de apoyo: “Teta veo, teta deseo” pues eso, ver a otros bebés mamar puede animar al tuyo a pedir de nuevo el pecho.

Bañera (es la opción menos ecológica): llenar la bañera, poner música suave, luz tenue… y a relajarse. La idea estar tranquilos, relajados y próximos. La proximidad y el espacio relajado propician un acercamiento al pecho

Lo que NO hay que hacer

Por contra, hay cosas que es mejor no hacer para intentar que vuelvan a mamar puesto que pueden ser contraproducentes aumentando el rechazo del bebé:

Bajo ningún concepto, intentar obligar o forzar al bebé a mamar. En muchas ocasiones, el solo hecho de intentar acercar al bebé al pecho o colocarlo en la postura para darle de mamar hace que el bebé reaccione mal y se enfade aún más.

Vencer por hambre, en el caso de que el bebé sea mayorcito o ya tome alimentos dejar de ofrecer comida o negársele para intentar que vuelva al pecho no conduce a nada.

Insistir, perseguir al bebé u ofrecer constantemente el pecho puede también aumentar su rechazo, es más útil ser discreta e intentar “seducir” al bebé que ser demasiado evidente.

Es importante remarcar que, como decíamos al principio, la leche debe ser el principal alimento del bebé durante su primer año de vida. Así que si el bebé no mama nada durante días, será recomendable ofrecerle leche materna extraída o, en su defecto, leche artificial.