¿CÓMO PUEDO CUIDAR MI SUELO PÉLVICO EN EL DÍA A DÍA?
En muchas ocasiones, es fácil pensar que la única manera de cuidar y proteger el suelo pélvico es a partir de ejercicios específicos y aislados, como los conocidos ejercicios de Kegel. Pero hay hábitos diarios que pueden tener un gran impacto más allá de los ejercicios específicos. De poco sirve estar realizando un tratamiento específico para la musculatura del suelo pélvico, si después le perjudica lo que hacemos en nuestro día a día.
¿De qué manera puedes cuidar tu suelo pélvico más allá de estos ejercicios específicos?
Mejora la postura corporal
La mayoría de las personas tendemos a tener una postura encorvada y puede ser que tras tener un bebé esta postura aún predomine más, debido a:
- Falta de tonificación del músculo glúteo.
- Por una mala postura al amamantar o durante el porteo.
- Porque da la sensación de que ayuda a aguantar el peso del bebé.
Esta posición encorvada favorece un aumento de la presión en el abdomen, por lo que la zona baja del vientre se puede abombar debido al aumento de presión sobre este y nuestro suelo pélvico. Un aumento de la presión durante mucho tiempo puede dañarlo. puede generar una alteración en tu suelo pélvico.
Pero la gran pregunta es: ¿cómo tengo que colocarme? La clave está en tu cadera, ya que si la colocas en la posición correcta, mejora tu postura corporal.
- Al sentarte, apóyate sobre los isquiones (los isquiones son los huesos que se nos clavan en las sillas duras. Te los puedes tocar si te sientes encima de tus manos).
- Al estar de pie, intenta poder verte los pies en todo momento al mirar hacia abajo. Verás que necesitas tener la espalda bien estirada para hacerlo.
Mantén una buena posición al defecar
Parece sencillo, pero la gran mayoría de las personas, no tienen buenos hábitos a la hora de ir al baño. Aquí tienes algunos consejos para que mejores tu técnica y ya no sólo cuides tu suelo pélvico, sino que puedas mejorar si sufres estreñimiento.
- No encorves la espalda, mantente con la espalda recta pero relajada.
- Apoya los isquiones (huesos de debajo del glúteo) en la taza del váter.
- NO EMPUJES, y si lo haces, al menos que sea sacando el aire haciendo el sonido de una S con la boca, y no aguantando el aire.
- Utiliza un taburete, para que tus rodillas estén por encima de tu pelvis, para facilitar la salida de las heces.
- Y lo más importante: no pospongas ir a defecar cuándo tengas ganas, ya que eso favorece que las heces se vuelvan más duras y te cueste más.
Micciona sin forzar el suelo pélvico
Acciones como no sentarse en la taza del váter, aguantarse el pipí más de 4h o ir al baño con prisas, hacen que la musculatura del suelo pélvico esté más rígida. Mientras estamos haciendo pipí lo más importante es poder relajar la musculatura para favorecer que salga la orina.
Para proteger a tu suelo pélvico se recomienda ir al baño a orinar cada 2-3h e intentar evitar los pipí de “por si acaso”, ya que esto hace que la vejiga se irrite y no funcione adecuadamente. Por lo que, aunque te despiertes para amamantar por la noche, vayas a iniciar un viaje largo o vayas a salir de casa, si no tienes ganas, no es necesario que vayas a orinar.
Mejora la movilidad de tu pelvis
El movimiento del cuerpo y sobre todo, la tonificación del glúteo, pueden ayudar a proteger tu suelo pélvico, ya que ayuda a mejorar el control de tu cuerpo.
Además, los ejercicios de movilidad de la pelvis favorecen que esta quede más libre, ayudando a prevenir una alteración en tu suelo pélvico.
Hidrátate adecuadamente
Mantenerse hidratada es una de las claves para poder cuidar tu suelo pélvico, ya que, con la hidratación, los tejidos pueden nutrirse y mejorar su calidad.
Cuidar cómo te levantas de la cama
Es importante que te sigas levantándote de lado, para no hacer mucha presión en el abdomen.
Estas son algunas de las recomendaciones para seguir cuidando tu suelo pélvico.
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