
Lo estaba haciendo bien, mi bebé estaba bien y todo estaba bien
Hace unas semanas estuvimos hablando de la lactancia mixta en nuestras redes sociales, y se armó un buen revuelo, y es que la lactancia mixta es una forma muy habitual de alimentar a nuestros bebés, y hemos visto que hay que poner más el foco en ello. Daros voz a las miles de madres que estáis en esta situación, porque esta comunidad también es para vosotras.
Así que hoy os traemos el relato de Lara, a la que agradecemos muchísimo su generosidad por contarnos su historia, nada fácil, con la lactancia mixta.
¡Muchas gracias Lara!
Llegué a la mixta casi sin darme cuenta
Creo que esa usuaria soy yo, o igual no, en cualquier caso GRACIAS por este post.
En mi caso llegué a la mixta casi sin darme cuenta ni tener tiempo para pensar si era lo que quería. Aquí va mi historia, por si puede ayudar.
Madre primeriza, leí ‘Somos La Leche’ y me descargué LactApp durante el embarazo. Ese libro fue como una biblia, aprendí mucho, muchísimo, realmente me fascinó. Descubrí tantas cosas que desconocía sobre lo que nuestro cuerpo es capaz de hacer. Desayuné con Alba y sus ‘preguntas y respuestas’ de Instagram muchos días antes del parto. Creo que podría decir que me sabia toda la teoría sobre LME, sus crisis y baches, y toda la terminología.
“Tiene buen agarre” dijo la enfermera. No era cierto
Tuve un parto largo pero maravilloso y mi hijo se agarró al pecho en su primera hora de vida.
“Tiene buen agarre” fue lo primero y lo único que me dijo la enfermera del hospital. No era cierto. En ese momento mi bebé me estaba haciendo una grieta de la que hoy, 3 meses después, aun tengo la cicatriz en el pezón.
Lloré de dolor los días en el hospital, pedí ayuda a las enfermeras y desafortunadamente me daban continuamente información contradictoria: “ponlo así” “no, que abra así la boca” “es normal que duela un poco” “de todos modos tiene buen agarre”…. Pero yo recordaba esa frase que Alba siempre repite “si duele es que algo no va bien”.
Seguí dando el pecho, con la certeza de que era lo mejor para mi bebé, pero con un dolor insoportable. En algunos momentos me saltaban las lágrimas y me veía incapaz de seguir, pero luego parecía que mejoraba un poco y pensaba “venga un día más”.
Al cabo de un mes, en una visita al pediatra donde le cuento que noto que el bebé se enfada con el pecho moviendo piernas y brazos, que hace tomas larguísimas, que duerme poco entre toma y toma y que yo sigo con los pezones destrozados, me recomendó darle un suplemento de fórmula.
“Pero está ganando el peso adecuado, ¿no?” – pregunté yo, “si si, pero este bebé pasa hambre”.
Y así, me fui a mi casa, con un papel en la mano: “nombre de una marca de leche artificial – 60ml”, sin ninguna otra indicación de lo que podría pasar y con una frase que se repetía en mi cabeza “este bebé pasa hambre”.
Lloré porque no entendía por qué
Tardé dos días en ser capaz de darle un biberón. Las hormonas posparto hacen que toda decisión se haga una montaña. Lloré. Lloré porque no entendía por qué. Lloré porque quería seguir dando el pecho. Lloré porque no sabía qué pasaría al darle un biberón. Lloré porque pensé no ser suficiente. Lloré por no haber sabido arreglar el dolor a tiempo.
Me repetía lo que había aprendido en los libros “confía en ti y en tu bebé”, pero mi bebé se enfadaba muchísimo con el pecho y yo intuía que algo no iba bien.
Pero surgen las mil dudas y el capítulo sobre la Lactancia Mixta era siempre muy corto en todos los libros… ¿Cómo hago? ¿Si le doy un biberón no agarrará nunca más el pecho? ¿Debería sacarme mi leche y dársela en lugar de darle fórmula? ¿Es demasiado ‘mayor’ para darle suplemento en jeringuilla? ¿Se atragantará si se lo doy en vasito? ¿Igual lo mejor es darle un biberón? ¿Qué tetina comprar? ¿Hay diferencia entre las marcas de fórmula? ¿Además del método Kassing, hay algún otro truco que deba saber? ¿Por dónde empiezo? Recordé que había visto un post de Naza Olivera (@comadronaenlaola) sobre tetinas y ese me ayudó mucho a entender qué tetina era mejor y el por qué.
Y le di su primer biberón. Le gustó. Se sació. Durmió. Y yo lloré. Por muchas cosas, mucha culpa, muchas dudas, muchas voces a mi alrededor.
Creo que me había preparado mucho toda la teoría sobre la lactancia, pero no me había preparado para el impacto emocional que tendría.
No me imaginé que necesitaría prepararme emocionalmente para una lactancia mixta
Durante el embarazo me imaginé necesitar un curso sobre “destete” a los muchos meses de LME, pero no me imaginé que necesitaría prepararme emocionalmente para una lactancia mixta.
Y por fin entendí
Y en ese torbellino de emociones me armé de valor y me fui a veros al centro LactApp, y con Laia entendí que mi bebé tenía el frenillo corto, que eso no le permitía saciarse lo suficiente, que por ello se dormía por agotamiento, pero se despertaba por hambre y que todo lo que hacía lo estaba haciendo bien. Esa sesión con Laia, que fue sobre todo terapéutica para mi me ayudó a resolver tantas dudas que me surgían, como:
¿Primero el pecho y luego biberón o al revés? ¿Cada toma tiene q ser las dos cosas o puede ser una toma entera de teta y una toma entera de biberón? ¿Le confundo si le doy mi leche en biberón y en otra toma le doy biberón con fórmula? ¿Lactancia mixta y lactancia diferida son compatibles? ¿Hay alguna toma/horario que es mejor darle LM que fórmula? ¿La LM que producimos de noche le ayuda a dormir mejor? ¿Si mama es normal que tome menos fórmula de “la que le toca” por edad? ¿Qué puedo esperar de la lactancia mixta? ¿Ahora que poco a poco me duele menos el pecho debería relactar? ¿Puede durar muchos meses con mixta o se cansará del pecho? ¿Los bebés con lactancia mixta tienen las mismas crisis de lactancia y de crecimiento que los que se alimentan con LME? Y podría seguir y seguir con mil dudas más…
Laia me ayudo a responder a casi todas ellas, pero sobre todo me dio la tranquilidad absoluta de que lo estaba haciendo bien, que mi bebé estaba bien, de que todo que estaba bien.
Ambos nos beneficiamos de lo mejor de los dos mundos
Mes y medio después de esa visita sigo con lactancia mixta, ya no me duele nada, disfruto dando el pecho y mi bebé disfruta tanto de su biberón como de la teta, y creo que ambos nos beneficiamos de lo mejor de los dos mundos.
Y a día de hoy me siguen acompañando las palabras de Laia y de Alba con el “si tu estas bien, el bebé está bien” y “confía, confía en ti y en tu bebé” pero sobre todo: “lo estáis haciendo bien”. Porque sí, porque hagamos como lo hagamos, todas lo estamos haciendo bien.