Feliz día del padre
El padre, que con la mirada sostiene y con el abrazo comprende.
El padre que puede permanecer a un lado, en silencio, dejando espacio, cuidando…
El padre que ya desde el embarazo puede experimentar sensaciones de no saber, de estar perdido, de no sentirse validado ni acompañado…
El padre que nunca se imaginó lo que significaría el parto, menos el puerperio o la lactancia.
Y ahí está, detrás, al lado, más cerca o más lejos, sabiendo a veces con torpeza, otras con una seguridad implacable lo que tiene o no tiene que hacer. Al fin y al cabo, madre y padre somos humanos y tenemos derecho a aprender, a caer, a compartir o a no hacerlo, a seguir…
El padre, que sostiene al bebé que nace, más presente que nunca en un ambiente difícil de comprender y acompañar. Aún así los demás tienden a desaparecer para dar foco a otra escena que no se repetirá: padre e hijo o hija que se buscan con la mirada, una mirada que transforma a ese hombre que fue, en un padre que es y será.
Y con las manos firmes y posición temblorosa se conocen y reconocen y empieza un largo caminar.
Después llega el puerperio, lleno de alegrías y sensaciones brillantes donde uno puede gritar “¡Soy padre!” y demasiado a menudo este grito se ve reprimido por una lactancia difícil, por heridas en la madre, emocionales o físicas, de su pecho o de su periné, y aterriza en una realidad que muy lejos queda de unas expectativas creadas desde un sueño y la publicidad.
Y cuando parece que todo empieza a cobrar sentido, cuando la sonrisa empieza a asomar de nuevo bajo las cortinas del salón, llega la vuelta al trabajo… llega la presión de una sociedad que no entiende nada. Llega el momento de sentir que uno abandona el lugar donde quiere y debe estar para volver a producir…
Las llegadas a casa son muy intensas, un bebé que solo debía dormir y comer se ha convertido en una personita capaz de provocar el cansancio más severo, las discusiones más acaloradas y los reproches mas profundos.
Todo es adaptación, sí, meses después lo comprendemos pero hasta llegar ahí parece que todo pueda desvanecerse.
Los meses pasan y tal día como hoy un paquetito llega a casa. Es una taza con un: “Te quiero papá” o una camiseta con la huella de un piececito diminuto en pintura de dedos, o quizás una tarta, a veces tan solo una nota y a menudo, una sonrisa… la sonrisa más bonita y más preciada. La sonrisa de un pequeño humano que te sostiene con su mirada y comprende con un abrazo.
Feliz día.
BBH Father’s Day 2017 from Monet Nicole on Vimeo.