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"Aunque ya me he perdonado…"

"Aunque ya me he perdonado…"

Ojalá todas las madres que desean amamantar pudieran conseguirlo, pero lamentablemente no siempre es así. Existen muchos motivos por las que la lactancia puede no funcionar, por más empeño y ganas que le ponga una madre. Nos hemos emocionado mucho con este relato de Patricia, por el camino que ha recorrido para aceptar su situación…. Gracias por compartirlo con todas nosotras. 

“Lo estoy escribiendo y, aunque ya me he perdonado, no puedo evitar emocionarme. Espero que os pueda ser útil.

Martí tomó pecho exclusivamente durante dos meses y una semana. Nació en un parto complicado, inducido, altamente medicalizado y extremadamente doloroso. Yo tenía clarísimo que quería amamantar a mi hijo y en ningún momento pensé que no podría hacerlo.

Mi abuela había amamantado a 6 hijos, uno de ellos hasta los 5 años. Y mi madre, contra todo pronóstico en los años 80, nos dió el pecho a mí ya mi hermano, 8 meses y 1 año respectivamente, que para la época era una barbaridad. Además habíamos nacido los dos mediante cesárea y con todos los tópicos que corrían (y corren) acerca de las cesáreas y la subida de la leche. Con estos antecedentes familiares, ¿cómo no había de dar el pecho a Martí?

Martí tenía retrognatia, frenillo sublingual, me dolía cuando mamaba y tuve grietas. Las comadronas del hospital me daban mensajes contradictorios y mi madre sabía cómo hacer las cosas cuando no había problemas añadidos, pero así no. Martí aumentaba poco de peso, en cada control aumentaba pocos gramos y planeaba la sombra del suplemento, así que yo salía del pediatra con “otra oportunidad” pero intranquila, agobiada, nerviosa, preocupada y con la sensación, puérpera perdida, de que el que lo estaba haciendo fatal.

Mi alrededor tampoco ayudaba: “¡Este niño siempre tiene hambre!”, “No es normal que siempre esté comiendo”, “Es que te lo pones de una manera muy rara”, “Es que las mujeres de hoy no tenéis leche”.

Le cortaron el frenillo a los 12 días, yo ya no tenía grietas, pero íbamos con pezonera  en algunas tomas, hacia la postura del caballito, luego tendida, después sentada… Todo era intuición, ya que no fui a ningún grupo de apoyo. Era junio y Alba al Sol (el grupo de apoyo de verano de la asociación Alba Lactancia Materna) me quedaba demasiado lejos para ir en las condiciones físicas que me encontraba: estaba siempre fatigada, las piernas no me sostenían el cuerpo, caía si no me aguantaba en las paredes… Yo entonces pensaba que era normal estar tan jodida en el posparto.

El día que Martí hacía dos meses tuve un sangrado que no sabía si era la regla o no, porque hacía cuatro días que había pasado la cuarentena y no tenía muy claro si eran los últimos restos de loquios o no. Al final resultó que sí era la regla. Ese día, el control del pediatra hizo tambalear aún más nuestra lactancia que ya de por sí colgaba de un hilo: craneosinostosis, microcefalia, derivación urgente al neurocirujano de San Juan de Dios: “a este niño va a haber que abrirle la cabeza”.

Con ese panorama y google en mano, leí de todo, y una de las cosas que me quedó marcada a fuego fue que la craneosinostosis (cierre prematuro de suturas craneales) podía ser debida a una mala alimentación. Pasé unos días de pena, llorando, removiendo cielo y tierra para que alguien nos confirmara el diagnóstico… Y mientras tanto, empecé a darle biberones, al principio hacíamos lactancia mixta, pero él, que nunca había conseguido un buen agarre, en ese momento le costaba aún más.

Pedí una analítica porque empezaba a sospechar que no podía ser normal que me encontrara tan mal, sólo tenía ganas de llorar, no podía hacer nada, lavarme el pelo era una maratón para mí. Después de dar un par de vueltas, pocas, porque tenía muy claro que no me dejaría tomar más el pelo, encontré quién me diagnosticó un hipotiroidismo subclínico. Empecé a medicarme, empecé a encontrarme mejor, pero él ya no mamaba. Y yo volvía a estar embarazada.

La craneosinostosis resultó ser leve y sólo requiere control periódico, y me alivia haber descubierto gracias a mi segunda hija que no tenía nada que ver con la alimentación, ya que ella también la tiene, también leve, y ella sigue mamando 10 meses y medio después de su nacimiento, y va sobre ruedas. Saber que la alimentación no era el problema me hace respirar tranquila porque, si este hubiera sido el motivo de la craneosinostosis, no me podría perdonar nunca haber insistido tanto con el pecho y no haberle dado biberón antes, pero aún así no puedo evitar sentir que fracasé, que podría haber hecho más, que podría haber ido al grupo de apoyo a pesar de todo, podría haberme sacado leche para intentar suplementar, intentar relactar cuando ya estaba medicada de la tiroides, mil cosas que no hice…

Hoy ya me he perdonado por todo aquello, lo hice lo mejor que supe y pude, y le di biberones con todo el amor del mundo, al igual que hoy le doy el pecho a su hermana. Y lo miro cuando tengo a Cloe en el pecho, y me da pena no haber tenido esto con él, y le digo si quiere tetita y dice que sí, y me aprieta para que salga una gotita y él la lame y me dice: ya está, y se ríe. Y sé que él también me perdona.

Y a pesar de todo, siempre que sale el tema con alguien que no conoce la historia, algo dentro de mí me obliga a justificar por qué abandoné: me parece que tengo que dejar bien claro que no soy una floja, que no soy tonta, que estoy informada, y que mi problema con la leche era real. No sé si lo hago por mí, para convencerme de que hice todo lo que pude y alejarse un poco más la sombra de la culpa, o para convencer a quién me escucha.

Quizá las dos cosas.”


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6 comentarios en «"Aunque ya me he perdonado…"»

  1. Hola!
    Me ha hecho llorar recordando mi abandono a los 2 meses, después de un mes de lactancia mixta (y todavía estuve otro mes más extrayendo en cada toma por si algún día podía dársela…)
    En mi caso, una bebé que no paraba de llorar, con síntomas de intolerancia a la lactosa que me decían que era imposible si tomaba pecho, que había momentos en que rechazaba la teta pero no dejaba de gritar, grietas y dolor que me decían que eran normales, que yo no tenía paciencia, que quizás me venía grande la lactancia, que no le bastaba mi leche (siempre están llenas, cómo no va a bastarle?pensaba yo)
    Todo esto unido a una erupción cutánea a partir de las 3 semanas que me convencieron de que era alergia a algo que yo comía…
    Eliminé alérgenos y lactosa y todo lo que los contuviera de mi dieta (ahí estaba yo, con las piernas que no me aguantaban con una menstruación a los 3 días de terminar los loquios, porteando en el super, leyendo ingredientes hasta de los macarrones), me dieron probióticos, eliminé productos que contuvieran grasas distintas al aceite de oliva, porteé 24 horas, pasábamos (su padre y yo) las noches haciendo turnos para mecerla por hacerla sentir acompañada…
    Al mes y 5 días le compré por mi cuenta leche sin lactosa y le alternaba pecho-biberón (sacaleches cada bibe, yo moría), mejoró ligeramente, volvimos a materna exclusiva y volvió a empeorar, cita con digestivo y biberón exclusivo desde los 2 meses y 4 días. Extractor de leche cada toma de bibe, pero la cita con digestivo nos la dieron para cuando tuviera 5 meses… No podía seguir con ese ritmo de biberones y extractor… Abandoné…
    Y con 10 meses descubrí un frenillo labial enorme (con razón decía yo que no ponía los labios como los bebés de las fotos) y después de mucho leer y muchos intentos de levantarle la lengua, un frenillo sublingual (no sé que tipo pero no es ni 1 ni 4, seguro). Matrona y equipo de pediatría me dicen que no puede tener frenillo lingual porque aumentaba de peso, aunque por lo que he leído, sí existen casos así y hace unos días conseguí hacerle una foto. Se la llevaré en la próxima visita, por lo menos que vean que es culpa suya, que yo no era floja, que no me faltaba leche, que mi niña no era vaga ni jugaba con el pezón al perder el vacío, que yo tenía razón antes de que me convencieran de que mi leche le hacía daño, algo fallaba en la lactancia.
    Ahora sé que existen asesoras y grupos de lactancia, que el papi de L también tiene frenillo sublingual, y que el peque que está en camino tomará teta hasta que decidamos que hay que soltarla, pero lo decidiremos nosotros, no nos convencerán de ello por ineptos.
    Un abrazo a todas las mamis que no pudieron aún queriendo.

    1. Hola, muchísimas gracias por compartir tu vivencia! Uff! No lo has tenido nada fácil y es injusto que la madre tenga que luchar de esta manera para conseguir una respuesta a lo que está sucendiendo y, peor, que tenga que justificarse o sentirse juzgada por intentar conseguir una lactancia. Nos encantaría publicar tu historia en el blog de LactApp, si te animas, solo tienes que mandarnos un correo a [email protected] y pasarnos el relato que quieras publicar. Un abrazo muy fuerte!

      1. Hola Alba,
        Leí su respuesta el mismo día que me escribió y desde entonces le doy vueltas a escribir el relato ordenado y mandárselo, pero todavía hay momentos en que me saltan las lágrimas al leer sobre lactancia o cuando mi nena (18 meses) “me pregunta” sobre fotos de lactancia o cuando ve un bebé tomando teta (algunas que conocimos en el grupo posparto).
        También ahora está todo más a flor de piel porque esperamos el hermanito para diciembre y estoy leyendo muchísimo para no repetir experiencia.
        Cuando reuna ánimos os escribiré, creo que puede ser útil para otras familias.
        Un abrazo y gracias por vuestro trabajo

  2. ¿Por qué nos culpamos siempre de todo? Si hay leche, si no hay leche, si le doy bibe, si duerme, si colecho… Mamá, ¡tú lo has hecho bien! Has tenido dos bebés, te has esforzado por darles pecho, has tomado tus decisiones pensando en lo que es mejor para ellos y para ti. Y eso está bien.
    :*

  3. Lo que es lamentable, es que a estas alturas de la vida tengamos que justificarnos por estas cosas (no por ti, en general me refiero) yo también tuve problemas y mis 3 hijos han tomado biberón y cuando me preguntan porque? Siempre digo por qué no? No creo que haya que justificar ni una cosa ni la otra, lo importante es que estés bien tu así estará bien tu hijo.

  4. Supongo que sientes la necesidad de justificarlo porque cuando quieres hacer algo que para ti es importante y no te sale como quieres y esperas, la frustración es tan grande que necesitas que comprendan tu sufrimiento. Es como cuando de adolescente te tiras 5 días estudiando para un examen de una materia que se te resiste y suspendes con un 4,7… y vas al profe a explicarle todo lo que te has esforzado para que sepa y entienda que no es falta de interés ni motivación, y te parece que la vida es injusta y necesitas que los demás te comprendan… El puerperio es un periodo muy vulnerable a nivel emocional…

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