Hace un tiempo me llamó una amiga para preguntarme sobre su sobrina de 15 días. La pequeña tenía los dos pechos inflamados y al tacto se percibía un bulto. Consultaron a una pediatra que les contó que no era nada grave, se trataba de la llamada “leche de brujas”

En pediatría, el término leche de brujas se utiliza para describir la secreción temporal que producen los pezones de un bebé como respuesta a la elevación y paso de hormonas a través de la placenta materna antes de nacer. Esta situación se produce en un 5% de nacimientos y tiende a desaparecer después de las dos primeras semanas de vida, una vez son eliminadas estas hormonas del cuerpo del bebé.

El nombre científico de la leche de brujas es galactorrea del bebé. Este proceso se producen en recién nacidos a término y tanto pasa a niños como a niñas, ya que al nacer, ambos sexos han desarrollado de la misma manera la glándula mamarias.

Hay que recomendar no hacer nada en los pechos del bebé no hay que apretar, masajear o intentar extraer la secreción, pues esto podría conducir a una infección, una mastitis, como resultado de estas maniobras y el aumento de leche por la estimulación del pezón .

No es un proceso ligado a la lactancia materna como se suele pensar. Es cierto que la leche materna tiene hormonas, pero estas no son las culpables de la leche de brujas, pues esta secreción anormal se produce también en los bebés alimentados con leche artificial.

Se ha estudiado la secreción para valorar la composición y los resultados son sorprendentes. Parece que esta leche neonatal es muy similar a la leche materna madura. Contiene cantidades importantes de grasa con una amplia gama de ácidos grasos. Aunque la concentración de grasa total es menor, la cantidad relativa de ácidos grasos de cadena corta (los que proceden de alimentación) es mayor que en la leche materna. Y, como curiosidad, hay que apuntar que la leche de los bebés desnutridos contiene menos grasa que la secreción de los niños con un peso adecuado.

¿Y de dónde viene este nombre tan curioso?

Hay varias versiones que se remontan a la Edad Media. La caza de brujas vivía su momento álgido y se publican varios libros que hablan de demonios y brujas. Uno de ellos escrito por el Rey Jaime I de Inglaterra. En el “Daemonologie” se explica cuáles son los rasgos físicos característicos de las brujas. Por ejemplo, se pensaba que las verrugas eran como pezones por donde salía leche que podía ser fuente de alimentación de otros seres malignos.

A falta de la propia leche, las brujas podían animar a los seres malignos a mamar del pecho de los bebés. Estos, utilizando un mono o un sapo, hacían dormir al bebé para poder succionar la leche que producía. De ahí que todavía muchas abuelas tengan inculcado que esta producción de leche es peligrosa para el bebé y que hay que eliminar y quitar la leche del pecho del bebé lo más rápido posible.

Por cierto, parece que las abuelas colocaban en la cuna muñecas de trapo y paja para distraer la atención de los demonios que pudieran rondar la criatura y evitarles así estas tentaciones.

Fuera mitos, la leche de brujas es una situación benigna que se resuelve por sí misma en pocas semanas y que no está causada por el tipo de alimentación que recibe el bebé.