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"Haz caso solo a tu bebé" entrevista a Armando Bastida

"Haz caso solo a tu bebé" entrevista a Armando Bastida

(Hoy la entrada de esta entrevista corre a cargo de Maria)

Armando Bastida ha sido un gran descubrimiento para mi. Sinceramente, no me lo esperaba aunque Alba ya me había insinuado que me caería muy bien. Me había cruzado antes con Armando pero no había tenido la oportunidad de hablar con él. También le había leído en muchas ocasiones y me gustaba lo que escribía, aunque en algunos temas me había parecido excesivamente firme en sus ideas.

¡Y lo conocí! Tuve la gran oportunidad de pasar un día con él en el último congreso de Lacta21 en Pamplona y ¡me encantó! Surgió, sin más. Entre risas y profundas reflexiones, conocí a un hombre cercano, empático, risueño, irónico y que es capaz de retarte para que le des una vuelta de tuerca a tus ideas preconcebidas. Siempre dispuesto a aprender, a compartir y a escuchar.

Me siento muy afortunada de haberlo conocido en persona y espero con impaciencia volver a verlo pronto. Por el momento, seguiré disfrutando de sus artículos y de sus reflexiones en las redes.

Gracias Armando por todo el trabajo que haces cada día y por responder a esta entrevista con tanto cariño a pesar del poco tiempo del que dispones.

 ¿De dónde te viene este interés por la maternidad y la crianza?

De las entrañas, supongo. Pero añadiría algo: es un interés por la maternidad, por la paternidad, por la crianza, por los bebés, por las relaciones humanas, por el funcionamiento de la sociedad… uno se da cuenta de que muchos valores aceptados como válidos están comprometidos y decide tratar de hacer algo.

¿Cambiar el mundo? Ojalá pudiera, pero es imposible; así que un día decidí cambiar en mi vida y a partir de ahí explicar lo que me habría gustado leer al ser padre por si a otros padres o madres les sirve de algo.

Digo de las entrañas porque echando la vista atrás podría definir la educación que recibí como autoritaria. Claro que mis padres me querían, claro que había amor, pero yo necesitaba otro tipo de trato, y guardo conmigo muchas heridas de mi infancia (también provocadas por otros adultos) que no quise traspasar a mis hijos. Miriam, mi mujer, tenía claro que el autoritarismo no era un modo lógico de criar a un bebé, a un niño, y entre lo que aprendí de ella y sobre todo lo que aprendí de mi primer hijo, inicié un camino que aún no he dejado.

Ahí me di cuenta de que la educación de los niños es clave para hacer de ellos personas de bien (o como mínimo poner las bases para que lo sean, que luego reciben otros inputs que escapan a nuestro control) y que como sociedad lo podíamos hacer mucho mejor con ellos, precisamente porque los niños, en la época actual, tienen muy poca cabida en nuestras vidas: no suman económicamente porque no hay apenas ayudas por tener hijos; no suman socialmente porque aunque todo el mundo te empuja a tener bebés, a la que pasan unos meses se consideran una lacra que debe ser cedida a terceros (guarderías, abuelas, etc.), para que la madre vuelva al sistema; y en general no suman porque las ciudades se han vuelto lugares inseguros para ellos.

Y en eso ando, en intentar explicar cómo es el mundo de las madres, los padres y los niños, un poco para intentar darles voz, para intentar que cuando nosotros ya no estemos, los niños no puedan dirigirse a nosotros y nos acusen de haberles dejado un mundo peor que el actual.


Hay estudios que demuestran que la pareja puede ser decisoria para el éxito de la lactancia ¿crees que los hombres son conscientes de ello?

Algunos sí. Seguro que algunos han oído hablar de ello, pero la tónica general yo creo que no es esa. En el mejor de los casos lo habitual es que los padres simplemente dejen que la mujer tome la decisión y haga y deshaga a su gusto: “esto es cosa de ella”, dicen muchos.

Los más concienciados intervienen apoyando a la madre, haciendo de barrera de miradas y críticas y opinando a favor cuando aparecen las dudas y las culpabilidades: amamantar exclusivamente con leche materna cuando no se ve lo que un niño come y cuando ese alimento depende de la madre provoca a veces inseguridades (“¿Estará bien?”, “¿Está engordando suficiente?”, “¿No sería mejor si le diera biberón como hizo mi madre conmigo?”, “¿No serán los moquitos que tenía ayer por culpa de algo que he comido?”, “¿Debería quitarle mi leche porque le cuesta mucho hacer caca?”); además, la lactancia está muy recomendada, pero también muy criticada. Unos meses no hay problema. A la que pases de los seis meses y el niño o niña tiene dientes ya empiezan las voces; y cuando ya caminan la cosa puede empezar a desmadrarse. Familiares, conocidos, desconocidos e incluso profesionales sanitarios desactualizados pueden llegar a decirle a una mujer que no está haciendo lo mejor por su hijo; y si la hacen dudar o la atacan, la pareja puede y debe ser un gran apoyo.

Y luego están los que no sólo no son conscientes de su importancia para defender la lactancia, sino que intervienen perjudicándola y poniendo en duda la capacidad de la pareja en alimentar y criar a su bebé: que si con el biberón se crían mejor, que así controlamos lo que come, que así le doy yo también de comer y descansas, que me han dicho que hay una leche genial para la barriga, que si lo dice el médico habrá que hacerle caso…

En estos casos, en todos en realidad, lo más importante es que los padres se informen antes y durante… no deja de ser un momento vital importante en la vida de un bebé (y de la mujer).

¿Qué expectativas puede tener un hombre en relación con el posparto y la lactancia?

Con respecto a la lactancia no creo que tenga muchas, es un poco lo que acabo de explicar… con respecto al posparto, yo creo que están un poco a verlas venir. Excepto en casos excepcionales el cuidado del bebé recae en la mujer, así que los padres quedamos en un segundo plano, a la expectativa. No tenemos ninguna experiencia previa con un bebé, así que intentamos adaptarnos a la nueva situación igual que la madre e igual que el bebé.

Lo que pasa es que sí llegamos, como casi todas las mujeres, con una idea de la maternidad y la paternidad probablemente irreal. Claro que nos dicen que dormiremos poco y que nos preparemos, pero pocos nos lo tomamos en serio porque lo habitual es ver a gente muy feliz con sus bebés e hijos, a la familia entusiasmada con la llegada de un nuevo bebé y a la sociedad entera empujándote a tener hijos porque es lo más maravilloso del mundo.

Y así muchas parejas creen que tendrán un bebé que prácticamente obedece, que duerme, come y caga, y que entre que come y vuelve a comer duerme tres o cuatro horas.

Así que cuando se dan cuenta de que comen a demanda, cada hora u hora y media, que se quejan si no los coges, que se quejan si no han conseguido hacer caca, que a veces hasta se quejan incluso cuando ya los llevas en brazos, que muchos lloran y tienes que hacer mil experimentos para calmarlos, y cuando ya sabes qué hacer esa solución deja de funcionar, se sienten un poco engañados; y solos.

Engañados porque se dan cuenta de que su bebé osito no devuelve todo el cariño que le das y se queja casi aleatoriamente, que no agradece las horas que le dedicas y que aunque te pongas a comer a las cinco de la tarde porque has preferido primar su bienestar, luego tampoco te da una tarde tranquila, sino que tienes que comer rápido, o rápido y mal con el bebé en brazos, porque enseguida llora de nuevo.

Y te ves sola, y se ven solos, porque toda la alegría y toda la gente que te viene a ver y a conocer al bebé no aparece más: ya ha nacido y ahora es tu problema, y cada cual tiene sus propios problemas. A menos que des con alguna madre o padre reciente que sepa de qué va la cosa y decida apoyarte, o amigas y amigos de los que van en cuanto los llamas… y muchas veces ni así, y los padres tienen que buscar esa red de apoyo en internet, en personas desconocidas que acaban haciéndose importantísimas en la vida de muchas parejas.

Los hombres pueden llegar a sentir celos de sus propios bebés ¿crees que tiene que ver con la lactancia?

Sí y no. Sí, si consideramos que la lactancia “roba” mucho tiempo a la madre. Un bebé amamantado come más a menudo que uno que toma biberón porque la leche materna se digiere muy bien. El bebé la tolera mejor, pero tiene hambre antes, y como la leche materna la da la madre, sólo ella lo alimenta. Esto hace que madre y bebé se conviertan en uña y carne y que algunos hombres se sientan un poco desplazados.

Pero no, porque aunque esos celos tienen que ver con la lactancia, están relacionados sobre todo con su percepción dentro de la pareja: ¿qué sucede en esa pareja para que llegue a sentir celos de un bebé, que además es su propio bebé? ¿Qué carencias tiene si no es capaz de esperar a que el bebé sea más independiente? Supongo que es algo más habitual en parejas en que el hombre siente que le falta afecto, cariño, que no se siente lo suficientemente querido.

Y no digo con esto que sea culpa de la mujer, ni del hombre, ni de nadie; si una pareja no va bien habría que intentar reforzar los lazos, el amor, el cariño, para que a la hora de la llegada de un bebé todos sepan cuál es su lugar.

¿Cómo te sienta que tu mujer pueda recibir el comentario de “no descuides a tu marido”?

Pues los que acabo de mencionar supongo que lo recibirán bien. Yo me siento minusvalorado, como si fuera incapaz de ser racional, porque lo normal no es que las mujeres tengan que cuidarnos. Una relación de pareja no se crea para que uno cuide del otro. Las relaciones no son más que dos personas emocionalmente independientes que deciden compartir tiempo y espacio para dar y recibir amor, así como crear un proyecto de vida juntos.

La felicidad de uno no puede estar supeditada a la presencia del otro porque entonces se crea una relación de dependencia que puede ser problemática: celos del bebé, celos de otras personas, desconfianzas, “sin ti no soy nadie”, “si me dejaras no sé qué haría”, “eres el motor de mi vida”,… Todos tenemos que ser el motor de nuestras vidas y las relaciones tienen que crearse voluntariamente, no como solución para paliar las carencias del otro.

Pero esto solo es la teoría… luego las relaciones son mucho más complejas, tanto que cada relación es un mundo.

Como digo, no necesito que mi mujer me cuide: demasiado tiene ella con los niños como para encima tener que hacer lo posible por hacerme feliz como si yo no fuera capaz de serlo sin su dedicación..

Igual lo que tenemos que empezar a decir a los hombres es “no descuides a tu familia; no descuides a tu bebé”; precisamente para que se impliquen tanto como puedan en la paternidad, y su bebé se sienta querido tanto por su madre como por su padre, y ella sepa que tiene su apoyo… creo que no hay cosa que guste más a una mujer que ver en su pareja a un gran padre, probablemente porque no es lo más habitual. Es una manera como de reenamorarse, y eso sí lleva implícita una mejor relación entre ambos; una relación en la que sentir celos del bebé se vea como algo ilógico y totalmente fuera de lugar.

¡Buena reflexión! ¿Puedes definir cómo te imaginas a “un gran padre”?

¿Un gran padre? Pues supongo que un gran padre es un hombre que quiere a sus hijos, que es comprensivo, amable y paciente. Un padre que respeta a sus hijos, que pasa tiempo con ellos, que los atiende, que los entiende. Un padre que tiene sentido del humor y se divierte con ellos, y que los acompaña en la vida para que sus hijos aprendan a vivir con su ejemplo.

Pero no sé si existe ese gran padre, porque parece un padre perfecto, y para ser un padre perfecto uno debe ser una persona perfecta. Y la perfección no existe.

Sí hay muchos padres que son un poco así, pero luego está la vida, el trabajo, el cansancio, y no siempre tienes el tiempo que tus hijos merecen, no siempre tienes la paciencia que requieren y no siempre eres lo comprensivo que deberías ser. Aunque eso, en el fondo, tampoco está mal… porque los niños, los hijos, tampoco son perfectos, y tener como espejo a un padre que yerra les demuestra que es humano equivocarse, y que ellos también pueden hacerlo.

Y es que lo importante no es tanto ser un ejemplo ideal para los niños, que también, sino saber transmitirles que cuando uno se equivoca, puede, o debe, intentar subsanar su error y pedir disculpas si hace falta.

Dicho de otro modo, y resumiendo, un gran padre es aquel que se implica en el cuidado de sus hijos y que les quiere y respeta, porque no hay que intentar ser el mejor padre del mundo, sino el mejor padre para tus hijos.

¿Qué consejos le darías a un papá primerizo antes del parto?

Creo que todos los consejos pueden resumirse en uno: no hagas caso a nadie que no sea tu bebé. Escucha y lee todos los consejos que te darán, pero no los sigas porque te los ha dado tu madre, tu padre, tu pareja, el médico, el enfermero, una que un día escribió un libro o uno que escribe en un blog. No hagas caso a nadie porque pronto te darás cuenta de que muchas recomendaciones son contradictorias; y no hay nada más absurdo que llevar a cabo acciones contradictorias con tu hijo.

Así que el único consejo que siento válido (que puedes desoír también, porque no deja de ser otro consejo) es: haz caso sólo a tu bebé. Porque él te hace las preguntas cuando llora, cuando se queja, cuando algo no está bien y te ofrece las respuestas cuando, al actuar para calmarle, te demuestra que vas bien.

Dicho de otro modo: haz lo que a tu bebé le haga sentir bien y así será imposible que lo hagas mal. Ah, y ponte en su lugar siempre; en cómo se sentirá acabado de llegar a un mundo que no comprende y que no controla, totalmente dependiente e incapaz de satisfacer sus necesidades más básicas: piensa como un bebé, no como un adulto.

La lactancia juntamente con un duro posparto, pueden favorecer una bajada de libido que se traduzca en una importante sequía sexual… ¿cómo puede una pareja afrontar esta nueva situación?

Esto igual habría que preguntárselo a algún experto en sexología o psicología de pareja. Yo puedo ofrecer mi visión, que va ligada con lo que he comentado antes: una pareja sana, que se quiere y respeta, no debería tener mucho problema en este sentido. Basta con entender que no es el momento, que no apetece, que prefiere esperar, y darse muestras de cariño y amor de otro modo; incluso muestras de pasión de otra manera. El sexo es mucho más que la penetración, así que pueden redescubrir un modo de quererse y amarse diferente en base a lo que a ella le haga sentir más cómoda en cada momento..

Y esperar, y amarse, y darse cariño, y tirar de sentido del humor y disfrutar juntos de la pareja con otras actividades, con el bebé… digamos que es intentar aportar luz y brillo a una relación de un modo que antes no hacían: ser más atento, más cariñoso, más cercano, más dialogante, más consciente de los cambios que ella vive, etc.

Siempre le pedimos apoyo a los padres pero ¿qué pasa si es la madre la que decide no dar el pecho y el padre sí desea que su hijo sea amamantado?

Pues que supongo que ese padre, desde el respeto, hará lo posible por opinar sobre lo que considera como mejor para el bebé. Muchas mujeres no quieren dar el pecho por mitos o creencias, porque piensan que les dolerá, porque sienten que no tendrán libertad, porque consideran que es un sacrificio que no están dispuestas a realizar.

Cuando hay un conflicto así lo ideal es tener toda la información y a partir de ahí, tomar una decisión. Un buen lugar para saber de lactancia son los grupos de apoyo. Allí una mujer puede ver a otras mujeres amamantando, puede conocer los problemas, las soluciones, las experiencias y puede hacer las preguntas que, aún embarazada, tenga al respecto.

Una vez tenga esa información pueden hablar sobre ello e intentar llegar a algún acuerdo en el que los dos estén cómodos: quizás ella acceda a dar el calostro y luego ya pase a la leche artificial, quizás le parezca bien una lactancia mixta, quizás uno o dos meses… o quizás nada. Y si es así el padre tendrá que respetar esa decisión y apoyarla.

Respetar no es alinearse con ella, no es estar de acuerdo; respetar es, no estando de acuerdo, ser capaz de no juzgarla o de estar machacándola por ello en plan “¿ves, ya está resfriado… si le hubieras dado el pecho esto no habría pasado”. Respetarla, seguir queriéndose (lo lógico es que las parejas tengan diferentes opiniones respecto a diversas cosas), y entre los dos a amar mucho a su bebé y criarlo con ese mismo respeto.

Eres un profesional muy activo en blogs y redes sociales hablando de maternidad, lactancia, parto… ¿te has sentido criticado por hablar de temas femeninos siendo un hombre?

La verdad es que la respuesta ha sido increíble siempre. Empecé participando en foros en el 2006 (Crianza natural, Dormir sin llorar, etc.) y en 2008 sentí la necesidad de hablar más de ello, como creador de contenido. Pensé que era una manera de hacer llegar a futuros padres y madres lo que había aprendido en esos dos años de lectura y de experiencia tanto como padre como enfermero en pediatría, donde empezaba a trabajar por entonces. Empecé con un blog personal (“El mundo de Armandilio”, que aún existe pero en el que ya no escribo) y unos meses después contactó conmigo Weblogs para ofrecerme un puesto como editor en “Bebés y más”.

Llevo ahí ya ocho años, que se dice pronto, y más de 3.400 entradas. He aprendido muchísimo y sigo aprendiendo, y he colaborado activamente a hacer que sea el blog de m(p)aternidad y crianza de habla hispana más leído del mundo. Pensad que hay cerca de 300 mil visitas diarias y que entran a leer más de 6 millones de personas cada mes.

Pues la respuesta en general, es fabulosa. Claro que siempre hay gente que no está de acuerdo con alguna idea o concepto, o que no le gusta lo que escribes o cómo lo escribes, pero son muchos los mensajes que recibo de apoyo, de ánimo y de agradecimiento. Incluso recibo de vez en cuando consultas sobre temas relacionados porque consideran que puedo ayudarles… y yo doy mi opinión, porque en esto de la crianza no hay verdades absolutas; todo tiene sus matices. Yo tengo mi percepción y mi visión, y puede ser errónea aplicada a algún bebé concreto, niño o familia. Por eso sólo aconsejo en base a lo que haría yo poniéndome en su lugar e intento dar otras alternativas para ofrecer la mayor libertad de acción: un padre, una madre, tiene que sentir siempre que tiene la última palabra, que está actuando como considera mejor, y para ello nada como tener varias opciones mínimamente aceptables y escoger la que sientan que es mejor.

Y sí, también hay quien dice que si no tengo tetas no debería hablar de lactancia (argumento al que no suelo hacer mucho caso, porque de lo absurdo cae por su propio peso –es como huir de un ginecólogo por ser hombre o de una pediatra por no ser un bebé-), y sí, también hay quien dice que el único mérito de mi trabajo es que soy un hombre, pero ya digo, son las menos y tengo claro que no puedo gustar a todo el mundo. 

Al final, todo radica en aprender de las críticas constructivas y hacer poco caso a las críticas destructivas.

¿Tienes algún proyecto en perspectiva que quieras contarnos?

Tengo varios, pero como el tiempo es el que es, algunos saldrán adelante y otros quizás no. La familia, el trabajo como enfermero y Bebés y más ya se llevan la mayor parte de mis horas… así que a ratos voy intentando aglutinar lo mejor de lo escrito en estos ocho años y darle un poco de forma y sentido para publicar un libro. La idea es que salga a principios del año que viene, pero no puedo dar fechas porque es imposible determinarlo.


Un comentario en «"Haz caso solo a tu bebé" entrevista a Armando Bastida»

  1. Muy interesante entrevista a Armando. La visión de un padre implicado en la crianza y maternidad es maravillosa.
    Me ha gustado sobre todo el tema de escuchar al bebé y el de no intentar ser un padre perfecto sino el mejor padre para tus hijos. Muy buen artículo. Muchas gracias! Un beso, Ana

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