Cuando me di por vencida, no sé como… ¡lo conseguí!
Tengo un hijo de casi 4 años y un bebé que tiene ahora 3 meses.
Con el primero, antes de incorporarme al trabajo decidí extraerme leche para que tomara mi leche el tiempo que yo estaba fuera. Una amiga me dejó un sacaleches, ¡horror!! ¡Que daño! Debía estar mal o yo no supe usarlo. Con las mismas me bajé a la farmacia y me compré uno manual. Menuda frustración…De allí no salía nada de nada. No quise darme por vencida así que investigué por internet y me decidí a comprarme el eléctrico de Medela. El primer intento… ¡qué salen gotas! Que bien, por fin…. Pero no, podía tirarme una hora para conseguir solo 30-40ml… y seguí y seguí… Al final me di por vencida, necesitaría demasiadas horas de inversión para que mi bebé tomara lo que necesitaba mientras yo no estuviera.
Con mi segundo hijo, ya ni me planteaba la extracción, pero…. ¡Me tocó el extractor doble de Medela en un sorteo de LactApp!
Pensé: ¡Genial!! Seguro que, con este, al ser doble, me saco el doble y si puedo hacer un banco de leche. Que ilusión. El mismo día que llego lo estrené. Pues de nuevo otra decepción. Solo conseguí sacarme 30ml entre los dos pechos. Le intenté en un par de ocasiones más con similares resultados así que… La frustración pudo conmigo y abandone.
Con algo más de dos meses y medio, mi bebé fue diagnosticado en urgencias de bronquiolitis. Recuerdo el momento en que la pediatra nos comunica que nuestro hijo debe quedarse ingresado. El mundo se te viene encima, tan pequeñito… Ese día, sobre las 13:00h nos dieron habitación. El pequeño se reía y le veíamos bien. Le pusieron oxígeno y aerosoles. Me preguntaban mucho por si comía bien a lo que yo siempre respondía que sí. Mi hijo seguía pidiendo pecho y tomando como siempre. Parece que era buena señal. Al día siguiente, por tarde, mi marido bajó a buscar algo para cenar. En ese momento vino de nuevo el pediatra. Recuerdo perfectamente su frase final: “si sigue así tendremos que subirle a la UCI.”
“UCI, ha dicho UCI, no, no es posible”. Hecha un mar de lágrimas llamé a mi marido para contárselo. “Tranquila, ellos siempre se ponen en lo peor por si acaso”. Desde entonces pasamos una verdadera angustia, ahora notábamos mucho tiraje (maldita palabra, nunca la había escuchado y en aquellos días si no fueron más de 100…) y ya no estaba tan contento. En mi mente no hacían más que resonar aquellas odiosas siglas: UCI.
Sobre las 12:00h de la noche vino una pediatra, miró al niño y nos dijo: Creo que ya os han avisado esta tarde… nos tenemos que subir al bebé a la UCI. El mundo se me vino encima, no podía ser, no podía estar pasando aquello, solo deseaba que fuera un sueño, una terrible pesadilla. Era real, allí estábamos, en una habitación de un hospital, esperando que viniera un celador a llevarse a nuestro bebé de poco más de dos meses.
Finalmente llegamos allí a las 03:00h. Entramos en la UCI me encontré un lugar oscuro con cunitas y bebés llenos de cables y tapados hasta la cabeza. Sentía como me latía el corazón tan fuerte que no podía oír otra cosa y allí estaba mi pequeño, como resto, lleno de cables. El mundo se me vino encima. Una enfermera o pediatra nos contó algo, no recuerdo muy bien lo que nos dijo salvo: “no puedes darle teta”.
¡Oh dios mío, lo que me faltaba! No pude asimilar el por qué, supongo que estaba en tal estado de shock que el resto de la conversación no la procesé. Más tarde mi marido me lo explicó, necesitaban que no hiciera esfuerzo (la succión les supone un gran consumo de calorías) y poco podía llenar demasiado el estómago porque impide que los pulmones puedan funcionar correctamente (más o menos). Después recuerdo que vino la supervisora a explicarnos las normas de la UCI. Yo era un mar de lágrimas, no podía parar. La enfermera paró su discurso y me dijo: ¿”qué te pasa?”.
¿No os parece una pregunta realmente absurda? Para mí lo era, la respuesta es bastante obvia. Pero la contesté. “No pensaba que mi hijo estaba tan grave”. Ella muy tranquilamente me contestó: “Si está aquí es porque está muy malito. Aquí es donde mejor puede estar, tiene la máquina de oxigeno que necesita y estar supervisado 24 horas”.
De aquella conversación se me quedó grabada a fuego una frase: “Para que los niños salgan adelante lo importante es su estado de ánimo”. Esa frase se repetía una y otra vez en mi cabeza. Según estaba yo…. ¿Qué le iba a trasmitir a mi hijo más que ansiedad?
Como por la noche solo podía quedarse una persona y no podía darle el pecho, pensé que lo mejor era que se quedara su padre pues yo estaba fatal.
Llegué a casa, tuve que contenerme cuando vía mi hijo mayor. El pobre hacia dos días que no me veía y se despertó y quiso dormir conmigo. Allí estaba, tumbada en la cama, notaba como me faltaba el aire y la imagen de mi bebe allí en aquella cuna… me perseguía. En fin, tenía otra misión, sacarme leche.
¿Cómo podría sacarme leche suficiente para mi hijo si no era capaz ni estando tranquila? ¿Cómo lo iba hacer estando en aquel estado? No tenía muchas esperanzas, pero me puse a ello…Y cuál fue mi sorpresa cuando conseguí sacarme más de 160ml.
Sinceramente, hice los mismo que siempre, con el mismo sacaleches…. Pienso que la naturaleza es muy sabia. Durante los 4 días que estuvimos en la UCI conseguí sacarme leche suficiente para él. Es increíble, nunca lo hubiera imaginado.
Cuando nos dieron el alta de la UCI, a los 4 días de ingresar, estaba pletórica. Todavía nos quedaba seguir en planta, pero no es lo mismo. Ahora debía empezar a darle el pecho, ofrecerle muchas veces y que no estuviera demasiado tiempo (para evitar que se cansara mucho). Entonces es cuando se me encienden las alertas, “¿y si me rechaza?”. El primer intento… empezó a engancharse y soltarse, similar a una crisis de crecimiento, pero fueron pocos segundos y después se enganchó perfectamente. ¡Uf, que tranquilidad! El resto de las tomas se produjeron sin incidencias. A los dos días de estar en planta nos dieron el alta. Nuestro hijo había evolucionado más rápidamente de lo que esperaban. Sin duda, la lactancia materna tuvo mucho que ver, estoy segura.
Sin duda, ha sido la experiencia más dura de mi vida. Estas fiestas me he acordado especialmente de las familias que estarán en estos momentos en las UCI’s neonatales y pediátricas.
2 comentarios en «Cuando me di por vencida, no sé como… ¡lo conseguí!»
Cuando mi hijo nació, fue operado de ano imperforado a las 24h d vida. Estubo 15 dias en la UCI. Con el extractor doble d medela estube los 15 dias sacandome la leche. Al principio también sacaba poca cantidad, contacté con una asesora d lactancia , me ayudó, cogí confianza y el truquillo con el sacaleches y casi llenaba los botes! Ahora tiene 29 meses y seguimos con la lactancia!! Ànimo a todas las madres y padres q tienen a su bebe en la UCI! Son unos valientes!
Carai Laia 🙁 ¡Menudos valientes!
Oye, si te animas a escribir vuestra vivencia sería un placer y un honor publicarla en el blog para otras mamis.
besazos