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Mi segundo año de lactancia con diabetes

Mi segundo año de lactancia con diabetes

Hace justo un año Rosa nos regaló su vivencia de lactancia. Una historia llena de superación por ser una madre con diabtes tipo 1 que hacía algo que muchos le desaconsejaban: dar el pecho. Hoy, un año después, nos cuenta cómo sigue amamantando y todo lo que ha aprendido durante este año.

 Tengo 35 años, 7 meses y 7 días. Hace 35 años que padezco diabetes tipo 1. Mi hijo tiene 2 años, 2 meses y 4 días. Hace 2 años, 2 meses y 4 días que soy madre lactante con diabetes tipo 1.

El año pasado, tal día como hoy, explicaba la experiencia de mi primer año como madre lactante con diabetes. Hoy, un año más tarde, digo muy orgullosa que hemos sumado otro año más a esta fantástica aventura.

El primer año de lactancia, y en especial los primeros meses, fueron meses de aprendizaje, de miedos constantes a ser capaz de gestionar adecuada y conjuntamente diabetes y lactancia, de readaptación día tras día de las pautas de insulina y de pánico a las temidas hipoglucemias en medio de una toma. Un primer año muy satisfactorio por el hecho de haber llegado a la primera meta pero muy duro y con muchas inseguridades como consecuencia de la falta de experiencia al ser mamá primeriza.

Este segundo año ha sido el año del éxito total y absoluto en el que he disfrutado cada minuto y cada momento de la experiencia y en el que los miedos iniciales se han volatilizado convirtiéndose en empoderamiento positivo para poder ayudar a otros. Ha sido un año en el que además he recuperado el control de la diabetes y he vuelto a la normalidad que tenía antes del embarazo. El temor a cualquier contratiempo ha desaparecido por completo y la tranquilidad y la calma son las protagonistas indiscutibles ahora de todas nuestras tomas.

Más de dos años con lactancia materna y con diabetes tipo 1 me han enseñado muchas cosas y me han permitido crecer como persona, a la vez que me he demostrado a mí misma, y al mundo, que correr una carrera de fondo de estas características con una condición crónica es posible sin morir en el intento. Para mí, conseguirlo y seguir en ello ha sido una satisfacción seguramente comparable a la que otros pacientes con diabetes tipo 1 sienten después de alcanzar con éxito un gran reto deportivo, laboral o personal. Y es que en múltiples ocasiones nos olvidamos que todo propósito que nos hagamos en la vida tiene una parte objetiva, valorable por todos de manera prácticamente igual, y una parte subjetiva, propia, personal e intransferible para cada uno de nosotros. En este caso, tenía muy clara la parte objetiva de una lactancia prolongada y sus múltiples beneficios avalados científicamente por infinidad de organismos. La parte subjetiva me ha regalado una de las satisfacciones más grandes de mi vida. El sentir que con mi esfuerzo y mi dedicación diaria mi hijo crece y es feliz y el hecho de compaginarlo con mi enfermedad sin que esta se vea perjudicada me han aportado algo único e insustituible.

Es bien sabido que la lactancia prolongada genera aún suspicacias y recelos en todos los ámbitos de la sociedad. Lidiar con una enfermedad crónica como la mía es un trabajo arduo y constante, en el que no hay días de vacaciones, ni puentes, ni desconexiones y para el cual el entorno más próximo es en una parte vital y crucial a la hora de alcanzar metas y éxitos. Mi entorno, con mi marido y compañero de viaje a la cabeza, ha compartido, apoyado y respetado nuestra lactancia lo que me hace sentir realmente afortunada. A su vez, ha participado y trabajado para superar los baches que se nos han presentado durante el camino, contratiempos que no hubiera superado nunca sin su ayuda. Aprovecho esta oportunidad para hacer un llamamiento reivindicativo a todos los entornos de madres lactantes a respetar y apoyar su elección, aunque a veces no se acaben de entender los porqués de tomar esta decisión. Lidiar con una enfermedad crónica en estas condiciones es algo inevitable porque la enfermedad se tiene y no se puede dejar de tener, lidiar con entornos hostiles es algo que puede tener fácil solución y que supondrá un gran alivio para la mamá, el bebé y el propio entorno.

Muchas gracias a LactApp, a Alba y a María por la fantástica labor que hacéis todos los días y por habernos dado voz, una vez más, en un día tan importante como hoy. Feliz 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes. El próximo año espero no faltar a la cita y relatar el tercer capítulo y año de mi lactancia materna con diabetes tipo 1!!


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