El dolor en relaciones sexuales suele estar muy presente y normalizado en la vida de las mujeres en posparto. 

Existen muchos factores como las cicatrices de episiotomías o desgarros, el desequilibrio hormonal que favorece la sequedad vaginal, el exceso de tono y rigidez de la musculatura del suelo pélvico o la situación de alarma constante en la que se encuentra la madre en el posparto, que hace que este dolor esté tan presente y sea tan difícil de eliminar.

En este caso, es imprescindible individualizar a cada mujer, porque la sexualidad es un mundo muy desconocido y en el que cada mujer tiene sus propios gustos y necesidades. Aun así, aquí van algunos consejos que pueden ser de ayuda para disminuir ese dolor:

• Reconectar y volver a reconocer el propio cuerpo es el primer paso para conseguir mejorar el dolor (mirar los genitales con la ayuda de un espejo, tocarlos y explorar qué genera molestia o placer, aceptar la nueva realidad y los diferentes cambios que puedan aparecer en tu cuerpo a lo largo de los años).
• Cuidar y mimar la vulva y la vagina (hidratar la zona con hidratantes específicos para la zona íntima, siempre es mejor que estén aconsejados por un profesional, para ir disminuyendo la sensación de sequedad vaginal).
• Si tiene pareja, la comunicación es indispensable. No todo el sexo se basa en la penetración y es importante que la pareja pueda ser el lugar seguro de la mujer, sobre todo en este momento en el que por muchos factores, la mujer se encuentra tan vulnerable).
• Utilizar lubricantes de buena calidad (no todas las marcas comerciales son de buena calidad).
• Practicar respiraciones profundas. Estos pueden ayudar a disminuir el estado de alerta en el que te encuentras y mejorar así algunos de los síntomas que causan ese dolor en las relaciones.
• Utilizar la vibración como aliado, no ver los vibradores únicamente como algo sexual. Los vibradores son un gran aliado para mujeres que tienen dolor en relaciones sexuales. Aplicar una vibración continua puede ayudar a mejorar ese exceso de tensión de la musculatura y mejorar la calidad de las cicatrices tanto de episiotomía o desgarro.

 

Todas estas recomendaciones deben ir acompañadas de una valoración por parte de un profesional experto en fisioterapia del suelo pélvico.