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Cómo proteger el suelo pélvico frente a un prolapso

Cómo proteger el suelo pélvico frente a un prolapso

Un prolapso es el descenso, a través de la vagina, de alguno de los diferentes órganos que se encuentran en la pelvis. En muchas ocasiones puede generar sensación de pesadez vaginal (como la sensación de llevar un tampón mal puesto, presión o bulto en la vagina), además de alguna pérdida de orina o fecal o dificultad para aguantarse los gases.

Existen muchos tipos de prolapsos según el órgano que descienda, pero suelen tener un tratamiento común, un trabajo de la mejora del tono de la musculatura del suelo pélvico. Esto se consigue con ejercicios específicos, pero sobre todo con una mejora del control y conciencia del cuerpo a partir de:

  • La mejora de la postura: evitando encogerse de espaldas, para no causar demasiada presión sobre el abdomen, manteniendo una posición recta pero no tensa al estar sentadas, intentando apoyar los huesos de debajo del glúteo y no el glúteo como tal…
  • La mejora de la respiración: evitando hacer respiraciones cortas y superficiales o respirar exclusivamente por la boca, sino que hacer al menos alguna vez al día respiraciones profundas y conscientes e intentando coger aire por la nariz y sacarlo por la boca.
  • La mejora del movimiento de la cadera: haciendo ejercicios de movilidad para ayudar a que toda la pelvis se mueva y evitar la sensación de rigidez o falta de movimiento.
  • La mejora de la contracción y relajación de la musculatura de suelo pélvico: haciendo ejercicios en los que se centre la atención en mover exclusivamente esa musculatura o bien teniendo en cuenta la contracción de esta durante la práctica de deporte, ejercicio o entrenamiento.

 

El cambio de los hábitos a miccionar o defecar:

  • Al miccionar: nunca dejar de respirar, hacer respiraciones profundas, no arquear o doblar la espalda y mantenerla recta pero sin tensión, no correr ni ir con prisas al baño (aunque esto suponga orinar con el bebé en brazos en la mayoría de las veces)
  • Al defecar: nunca dejar de respirar, hacer respiraciones profundas, no arquear o doblar la espalda y mantenerla recta pero sin tensión, utilizar un taburete para apoyar los pies y si en algún momento se siente la necesidad de empujar, que al menos sea sacando el aire haciendo el sonido de una S con tus labios para resistir la salida del aire.

Al tener en cuenta todos estos consejos, suele mejorar la sensación de pesadez, ya que se eliminan algunos malos hábitos que perjudican al suelo pélvico diariamente. 

La alimentación y la cantidad de líquido que toma la mujer puede ayudar a mejorar la calidad de los tejidos internos del cuerpo de la mujer, evitando que el prolapso avance a largo plazo.

Aun teniendo todos estos consejos en cuenta, es recomendable que si se presenta alguno de los síntomas, además de acudir al especialista adecuado, se recomienda  que la mujer acuda a un fisioterapeuta de suelo pélvico para valorar que hace los ejercicios correctamente y sin perjudicar al suelo pélvico.

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