Protocolo de emergencia en frenectomía
Realizado por el Dr. Juancho de Quixano, odontólogo de FreLac.
Cuando se realizan cirugías, es bien sabido que pueden existir riesgos. Como en todo procedimiento quirúrgico, es muy importante saber cómo realizar el procedimiento de la mejor manera posible, para así, minimizar riesgos. La intervención sobre el frenillo lingual está considerada una cirugía.
A día de hoy, sigue causando controversia el cómo catalogar la frenectomía, dentro de los conceptos quirúrgicos. Teóricamente, está considerada una cirugía menor lo cual permitiría a profesionales de diversas especialidades sanitarias, realizar dicha intervención. No está todavía tipificado si se trata de una cirugía menor básica o avanzada y lo que es más importante, no se ha esclarecido aún la diferencia entre frenotomía y frenectomía en términos legales. No obstante, sí que podemos concluir que se trata de un procedimiento quirúrgico y como tal, requerirá de una serie de precauciones, medidas de control y protocolos de contención de daños en caso de que algo no salga como se espera.
¿Frenectomía o frenotomía?
Cuando nos referimos a la cirugía de liberación del frenillo sublingual, los conceptos de frenotomía y frenectomía tienen ciertas diferencias a nivel técnico, siendo una de ella la profundidad de la incisión. Será esta característica la que puede ayudarnos a prevenir una serie de consecuencias potencialmente negativas ante esta intervención.
El objetivo principal es poder hacer una incisión lo más discreta posible, para posteriormente poder liberar el tejido en forma de desbridamiento, de la manera más adecuada. Cuando dicho corte profundiza más de lo que anatómicamente sería ideal, podemos llegar a adentrarnos en estructuras con mayor aporte vascular como podrían ser el músculo, las glándulas o incluso las propias venas sublinguales. Este tipo de estructuras, al ser dañadas, presentarán por norma general, un sangrado más profuso.
Atención a la emergencia post frenectomía
Ante un sangrado anormal, el cuerpo de forma natural, buscará la manera de cortar ese flujo mediante lo que conocemos como coagulación. Cuando la coagulación no está alterada, hay una serie de factores que tiene nuestro cuerpo para cesar el sangrado pero eso dependerá sobre todo de la profundidad, extensión y gravedad de la lesión. Cuando nuestro cuerpo no logra parar el sangrado, sucede lo que conocemos como hemorragia.
Es en este momento en el que debemos activar un protocolo de emergencias quirúrgicas que debemos tener preparado de antemano. Desde LactApp-FreLac, hemos desarrollado nuestro propio para minimizar riesgos y poder garantizar la seguridad de los bebés atendidos.
Lo principal es tener un conocimiento amplio sobre la técnica quirúrgica que vamos a utilizar así como la anatomía sobre la cual vamos a trabajar, pero más importante todavía, conocer los posibles riesgos y consecuencias negativas para así poder estar preparades.
Pongamos la situación en la que por el motivo que sea (error humano, problemas de coagulación, error de técnica…) nos encontramos ante un sangrado que no podemos controlar. Lo primero que haríamos es compresión entre 5 y 10 minutos, con una gasa estéril, ejerciendo presión sobre el punto de sangrado. Pasado ese tiempo, revaluamos. Si el sangrado ha cesado, estamos en una situación de coagulación normal.
Si por contra, este sangrado volviera a producirse o no hubiera cesado, repetiremos el procedimiento pero esta vez, con una gasa impregnada en ácido tranexámico (Amchafibrin®) cuyo objetivo es acelerar y facilitar la coagulación actuando directamente sobre el torrente sanguíneo. Nuevamente, si pasados esos minutos, el sangrado se ha resuelto, problema solucionado.
Si aún así, nada está de nuestra parte y sigue sangrando, nosotros trabajamos siempre con un láser de diodo preparado para poder cauterizar cualquier vaso de sangrado profuso que no consiga frenar el flujo de sangre por sí mismo. Con este procedimiento, en la mayoría de casos, la problemática debería quedar resuelta. De no ser así, entonces optamos por la última opción que es traslado urgente del paciente a un centro especializado de referencia, con previo aviso de llegada. En esa situación, el profesional que ha realizado la intervención se encarga de estar acompañando al lactante y la familia en lo que puedan necesitar hasta asegurarse de su estabilización por parte del equipo médico del hospital.
Por suerte, todo esto tienen que ser casos hipotéticos. Es estar preparados para lo que no debería pasar nunca, pero obviar una realidad, por remota que sea, nos evitaría trabajar con tranquilidad y sobre todo seguridad.
Ante todo esto, la mejor prevención siempre será una buena formación que sea continuada y de calidad, un uso correcto del sentido común, conocer bien nuestras limitaciones y trabajo en equipo, siempre con nuestros pacientes en mente.
Dr. Juancho de Quixano
Odontopediatra en FreLac