"Menos mal que no hice caso y me guié por mi instinto"
Amparo nos contactó el pasado 24 de septiembre, hacía justo un año que había tenido a su hija y no había tenido un comienzo de la lactancia nada fácil. A día de hoy, las dos disfrutan de una lactancia que sabe a éxito después de haber luchado por ella mucho tiempo. Os compartimos su vivencia no sin antes agradecer a Amparo su valentía y su generosidad por compartir con nosotras este relato.
¿Cómo te planteabas tu lactancia?
Hoy justo hace un año, 24 de septiembre de 2014 ingresé a las 12:00 horas para tener a mi princesa. Era primeriza, muchas expectativas y con la idea de querer dar el pecho a mi pequeña pero que si surgía algún problema, pues me pasaría a darle el biberón sin problemas (ay, cuánto de equivocada estaba con esta idea, y yo sin saberlo).
Después de algunas horas en la sala de dilatación, el ginecólogo y la matrona coincidieron en que sería una cesárea y, menos mal, porque mi princesa llevaba dos vueltas de cordón. Yo había leído algunas cosas sobre lactancia y embarazos pero claro, según todas las madres es todo tan bonito y maravilloso, que ya no me preocupé de nada más.
¿Qué pasó durante las primeras horas después del nacimiento?
El primer contratiempo vino al no poder hacer piel con piel, o eso me dijeron porque claro, como era una cesárea… Suerte que mi marido fue autorizado para entrar a la cesárea, cosa rara, pero es de lo poco bueno que tienen los hospitales privados, y pudo cogerla en brazos nada más nacer.
Subimos a la habitación y pregunté: ¿cuando tengo que darle el pecho? me dijeron que ya podía empezar y claro, con las vías puestas y la raja de la cesárea, me puse a Marina al pecho y me dio un bocado que empezó a salirme sangre. Me asusté y la puse en el otro pecho y zas!! otro moratón… ¡Qué dolor, qué miedo! Ninguna enfermera por allí para preguntar, así que le dije a mi marido que ese dolor era insoportable, que me fuera a comprar unas pezoneras de silicona, que me habían hablado de ellas y aliviaban el dolor. Así que ahí empezó toda mi tortura.
¿En quién encontraste ayuda para superar esos primeros días?
En el hospital comenté que me dolía mucho, incluso con las pezoneras y la pediatra me dijo: “ahí en la hoja te he puesto la referencia d una leche, por si la lactancia no te va bien, puedes darle de bote”. Yo me quedé sorprendidísima, claro está. ¿Ni una oportunidad me iba a dar? Mi ginecólogo me dijo que por las mañanas había un taller de lactancia en el que te orientaban, pero sólo me quedaba un día de estancia en el hospital. A pesar de eso fui y me orientaron en cuanto a la posición y algunas cosas más y que poco a poco tenía que dejar las pezoneras, pero yo no me atrevía, era muy doloroso.
¿Cómo fue la vuelta a casa?
Cuando llegamos a casa tenía un lío muy grande en la cabeza: unos te decían que a demanda, otros que cada 4 horas, otras que me quitara las pezoneras, otras que no, que iban bien, otras que 15 minutos en cada pecho, que si no se iba a acostumbrar. Yo junto a todo eso, el dolor de la cesárea y sin dejar de llorar (malditas hormonas!!!!).
¿Cómo descubrieron la causa de ese dolor en el pecho?
Por no extenderme demasiado, diré que mi niña nació el 24 de septiembre y hasta el 6 de enero aproximadamente estuve con un dolor en los pechos cada vez que mi bebita mamaba que no se podía resistir. Tanto la matrona, como el ginecólogo, como mi médico de cabecera, insistían en que el dolor pasaría, que eso era al principio. Todo el mundo me animaba a abandonar si era tan doloroso pero yo ya había probado lo que era amamantar y no quería dejarlo, pese al dolor que tenía y las lágrimas que soltaba cada vez que amamantaba.
Una de las visitas al pediatra, se lo comenté, me miró el agarre, miró el frenillo de Marina y todo apuntaba a estar correcto, así que me mandó a hacer un cultivo de leche… y ¡ahí estaba el problema! A los días resultó que tenía una mastitis en cada pecho y por eso tenía tanto dolor. Pero hasta entonces, durante estos 3-4 meses, nadie me había dicho que podría ser eso, todo el mundo decía que era dolor normal del principio.
Tuve que tomar antibióticos, dos cajas pero ni así remitía el dolor, así que cuando decidí que a pesar de todo lo traumático iba a seguir adelante, al menos hasta los 6 primeros meses (ya habían pasado casi 4, por tanto podía aguantar 2 más) empecé a notar alivio y empecé a disfrutar de lo que era la lactancia. No me lo podía creer, amamantar sin dolor… Yo pensaba que no llegaría nunca ese momento y que tendría que abandonar antes. ¡Menos mal que no hice caso y me guié por mi instinto!
A partir de ese momento, ¿has podido disfrutar de la lactancia?
¿Pensáis que toda esta historia ha terminado aquí? jajaja pues no!! Sobre los 5 meses me salió una perla de leche y seguí adelante.
Semanas más tarde, una obstrucción en el pecho izquierdo (siempre había sido el que más me dolía). Lo solucione con los consejos del grupo de apoyo al que me uní.
A la semana de esa obstrucción, otra en el mismo pecho (sí, sí, es increíble pero verdadero y también con mucho dolor).
Así que no fue hasta casi los 6 meses que empecé a disfrutar de la verdadera lactancia. ¿Podría haberlo dejado y no sufrir durante tanto tiempo? Pues sí, pero ¿quería dejarlo? rotundamente no. Ya había probado lo que era amamantar, y aunque fuera con dolor, quería seguir haciéndolo. Y así seguiré hasta que Marina o yo lo decidamos.
Ya he comentado al principio, que era de las que opinaba que si algo iba mal con la lactancia, pasaría al biberón, pero cuando tienes a tu bebé en brazos, es inevitable no pensar que la leche materna es el mejor regalo que le puedes dar. No voy a esconder que tuve que hacerme muy amiga del sacaleches y que alguna toma tuve que darle con el biberón, muy a mi pesar y costándome mucho dolor emocional, pero el dolor físico había momentos que se apoderaba de mí (junto con todo lo emocional que no es poco y una cesárea con dolor).
¿Contaste con el apoyo de tu pareja y/o familiares?
Si no hubiera sido por mi pareja, creo que hubiera abandonado. Él me apoyó muchísimo, me animaba mucho, me decía lo bien que lo estaba haciendo, me sostenía al bebé muchas veces porque del dolor que tenía de pechos, a veces no la podía tener en brazos y eso emocionalmente también te duele.
No se si la mastitis la cogí en el hospital, no se si fue culpa de las pezoneras, no se ni quiero saber nada del principio de la historia, lo que sí sé es que ningún profesional supo acertar lo que tenía y lo que tendría que haber sido unos meses de lactancia preciosos, fueron una pesadilla hasta que casi 4 meses después, tuvo que ser la pediatra de mi niña la que me aconsejara el cultivo.
¿Qué le dirías a una madre en tu misma situación?
Le diría que si quieres, puedes. Que si estás decidida a amamantar a tu hijo, no hay nada ni nadie que lo impida. Es el mejor vínculo que puedes tener con él o ella y he decidido que a pesar de los comentarios y miradas de la gente, amamantaré a Marina hasta que ambas decidamos poner fin. De momento, hoy cumple un año y todavía no me creo que a las semanas me planteara abandonar la lactancia.
2 comentarios en «"Menos mal que no hice caso y me guié por mi instinto"»
Es bueno tener “buenos consejos” ,yo tambien tuve cesarea y se me agrietaron y sangraron ambas mamas . El dolor era insoportable. Tenia miedo a su boquita , cada vez que el tenia que tomar … Hasta que mire y mire videos por youtube de pezon agrietado . Soluciones .tecnica de prendida y tambien fue el pediatra quien me dijo que el bebe es quien tiene que prenderse solo. Y despues d un mes y pico de tanto dolor. Tambien una mastitis, cremas y cremas . Solo con una buena tecnica se me curo en pocos dias .!! Asi que creo que solo necesitamos buena informacion . No invasion . Sino un acompañamiento . En ese momento te sentis sola, frustrada , pero a no desanimar
Hermosa historia, la verdad es que bien dicen que “El que quiere puede, quien no pues bastantes excusas tiene”.