Las falleras también lactan
El pasado domingo 19 de marzo, además del día del padre, terminaban las Fallas de Valencia, y con ellas, un fabuloso escrito de parte nuestra colaboradora Sarai de la Fuente que no podemos dejar de publicar aunque ya no estemos en semana fallera.
Avanza el mes de marzo, la primavera a las puertas. Valencia se viste de Fallas.
Calles abarrotadas de fiesta en el corazón de la ciudad. Laten las emociones de valencianas y valencianos que acuden por millares a la tradicional ofrenda a la Virgen de los Desamparados. Desfilan engalanados con sus trajes típicos, claveles en mano, blancos o rojos. Caras sonrientes, nervios a flor de piel, algunos ojos con lágrimas.
Y niños y niñas, muchos niños y niñas. En brazos, en carrito, caminando, observando el ambiente multicolor. Algunos por primera vez, otros repiten experiencia, todos se llevarán el recuerdo.
Y en medio de desfile, un bebé mama…
Un bebé mama. Sí, así tan normal. Mama y todo sigue su curso. Mama y es festivo. Mama y el mundo gira. Como debe ser.
No importa si su madre lleva corpiño o camisa abotonada, si el traje es de estilo ‘huertana’ o ‘fallera’, con cintas, bordados y lentejuelas, con un broche heredado de la abuela, con la banda que luce su condecoración distintiva… lo único que necesita la madre para amamantar en este momento son dos pechos. O si apura, con uno es suficiente.
No importa si es un bebé o una criatura más mayor, si tiene dientes o no, si come de todo o solo lacta, porque estaba llorando o simplemente porque sí, con o sin hermanos, por hambre, por sed o por gusto, vestido a juego y conjuntado, eso seguro… pero lo único que necesita el niño/a para mamar en este momento es un pecho. O si quiere luego repite del otro.
Y lo que ambos, madre e hijo/a necesitan es desearlo. Estén en la calle desfilando o en un balcón mirando. En medio de la gente, en un lugar apartado o en cualquier lado. Sentados, de pie, parados, paseando… Si ambos se tienen, ya tienen todo lo que necesitan.
Porque en días como éste, no cabría en la escena ningún comentario despectivo o suspicaz, ni siquiera una fugaz mirada reprochadora, o extrañada, o curiosa, o aleccionadora.
Ni en días como éste… ni en cualquier otro día cotidiano, ni en cualquier lugar común, ni con cualquier persona humana…
La lactancia normalizada va por ahí.
No pretende más que ser normal. Huye de que se polaricen opiniones en su entorno. Se aleja de radicalismos y ‘metodizaciones’. No está sujeta a modas. No está contenida por límites.
Estar normalizada es estar presente en la vida de las madres e hijos/as que lo deseen, y que en su decisión encuentren una alfombra de facilidades y un manto de acompañamiento… mejor si huele a flores.
Las falleras también lactan.
Sarai de la Fuente Gelabert
17.03.2017 Sagunto, Valencia
Sarai de la Fuente Gelabert
“Siempre digo que la salud es mi profesión y la infancia mi vocación. Me considero una ‘aprendiente’ porque me fascina leer, escuchar, escribir, visitar, conocer, recordar… hacer cosas creativas y estimulantes, sobretodo para poderlas compartir. La salud materno-infantil, la latancia y la crianza/educación actualmente son mis áreas favoritas para seguir creciendo aprendiendo.”
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Un comentario en «Las falleras también lactan»
Comparto mi foto con mi nena de 9 meses justo cuando finalizamos la ofrenda.