La amenorrea durante la lactancia es una situación que, aunque conocida, está poco investigada, como tantos otros campos de la salud femenina. Aún así, la escasa evidencia existente indica que lejos de ser un problema para la salud, parece que podría aportar beneficios para ésta, ya que permite una situación de escasa necesidad de hierro y por lo tanto protección frente a la anemia, entre otras consideraciones. 

El mecanismo de la amenorrea

Los picos de prolactina producidos por las succiones repetidas del pezón por parte del lactante son capaces de inhibir la segregación la hormona folículo estimulante (FSH) así como la hormona luteinizante (LH) que son las dos hormonas necesarias para que haya una ovulación y también persistan las condiciones necesarias para la implantación uterina de un óvulo fecundado.

Parece que son las tomas nocturnas las que tendrían un poder de inhibición mayor que las diurnas.

Infertilidad por la lactancia

Habitualmente se habla de un periodo de infertilidad de unas 4 semanas después del parto. En situación de no lactancia, la primera menstruación puede aparecer entre las 6 y las 8 semanas posparto. 

Al final del tercer mes posparto, el 30% de las madres lactantes van a tener una menstruación aunque estén en situación de lactancia materna exclusiva frente al 91% de las madres con lactancia artificial. 

El periodo amenorreico durante la lactancia tiene una gran variabilidad individual. Se estima que en lactancias posteriores, el tiempo de amenorrea puede ser parecido si la lactancia es equivalente. 

Reaparición del ciclo menstrual

Una vez aparece la menstruación puede haber un período de irregularidad. En algunas ocasiones se pueden ver situaciones de sangrados profusos durante las primeras menstruaciones. Esto es debido a que el balance entre estrógenos y progesterona aún no está bien establecido, de manera que los estrógenos pueden hacer crecer el endometrio más de lo habitual, con lo que el sangrado menstrual puede ser más importante.

Habitualmente, estos ciclos se van regulando, tanto en cantidad de sangrado como en tiempo entre ciclos, o, al menos, vuelven a ser parecidos a los ciclos que se tenían antes del embarazo. 

Si en algún momento hay un aumento de demanda o de succión, muy habitual por ejemplo en periodos vacacionales una vez la madre se ha reincorporado al trabajo remunerado, pueden aparecer baches amenorreicos debido al aumento de succiones y, consecuentemente, el aumento de picos de prolactina en sangre.

Durante la lactancia, la ovulación aparece entre un 14 y un 74% de los casos antes de que regrese la primera menstruación. Cuanto más retraso haya en la primera menstruación, más probablemente será que el ciclo sea ovulatorio. Si el primer sangrado aparece en una situación de lactancia materna exclusiva, habitualmente el primer sangrado es anovulatorio y, si se hubiera producido una ovulación, ésta es inadecuada para la concepción, habitualmente por una deficiencia en la fase lútea. 

Menstruación y producción láctea

Cuando se establece la menstruación, se puede notar una disminución del reflejo de eyección o del llenado de los senos entre tomas, aunque no hay evidencia que baje la producción láctea. 

El restablecimiento de los estrógenos puede conllevar que en algún momento del ciclo se puedan notar molestias en los pezones. Es muy habitual que aparezcan durante la ovulación y durante el período premenstrual. No se han encontrado estrategias efectivas para bajar este malestar que suele disminuir al cabo del tiempo. 

Referencias

R. Lawrence. Breastfeeding. A guide for the medical profession. Seventh Edition. ISBN: 978-1-4377-0788-5 2011 by Mosby, an imprint of Elsevier Inc. 

Adela Vidal, Françoise Soler. Método de la lactancia amenorreica (MELA/LAM) o contracepción natural en el posparto. Tribuna de especialidades. Num 41. Dic 2001-En 2002