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Metales pesados en la leche materna: ¿Es necesario monitorizarlos?

Metales pesados en la leche materna: ¿Es necesario monitorizarlos?

Sobre la presencia de metales pesados en la leche materna, mes de marzo se ha publicado un estudio liderado por el Dr. Nicolás Olea en el que se analizan los niveles de Plomo (Pb), Mercurio (Hg), Cadmio (Cd) y Arsénico (As) en muestras de leche materna en un banco de leche de España (1).  

Este estudio analizó 83 muestras de leche materna y determinó que el arsénico era el elemento más detectado, encontrado en el 97,1% de las muestras analizadas con una concentración media de 1,49 μg/L. Le siguen el mercurio, que se encontró en el 81,2% de las muestras analizadas y una concentración media de 0,26 μg/L; el plomo, que se encontró en el 50,6% de las muestras y una concentración media de 0,14 μg/L, y el cadmio en el 38% de las muestras analizadas con una concentración media inferior a 0,04 μg/L.

Dado estos resultados, los autores concluyeron que sería necesario monitorizar de forma rutinaria la presencia de estos tóxicos ambientales en la leche y dar recomendaciones sobre hábitos saludables a las madres donantes. Pero, ¿es esto realmente necesario?

No es una novedad que se encuentren metales pesados y otros contaminantes en la leche materna, de hecho la leche materna se usa como indicador de la contaminación ambiental de la población.  A pesar de ello, sigue siendo el alimento óptimo para los recién nacidos y contiene un amplio espectro de componentes biológicamente activos y beneficiosos para el bebé.  Además, como se describe en el artículo publicado, los niveles de contaminantes en la leche materna han disminuido en los últimos años. 

Por otro lado, se ha demostrado en varios estudios que la alternativa a la leche materna –leche artificial elaborada principalmente a base de leche de vaca o de soja–  también contiene contaminantes y metales pesados. Los niveles de estos dependen de la zona donde viven las familias (2-10). Hay zonas donde los metales pesados y contaminantes presentes en la leche artificial son iguales o parecidos a los que se detectan en la leche materna, mientras que en otras regiones se encuentran más en la leche fórmula que en la materna.

Por ejemplo, en un estudio en Suecia estimaron la ingesta diaria de varios elementos en bebés de seis semanas de edad que tomaban leche materna y leche de fórmula de varios tipos (2). Encontraron que la ingesta estimada diaria de arsénico, cadmio y plomo en leche materna era de 0,39 µg, 0,04 µg y 0,35 µg, respectivamente. En cambio, en leche de fórmula fue significativamente superior con niveles de 0,65 µg, 0,11, µg y 1,1 µg y en leche de fórmula a base de soja fue incluso aún mayor llegando a niveles de 1,4 µg, 1,0 µg y 1,3 µg.  Cabe destacar que la mayoría de leche de fórmula que se usa mundialmente es liofilizada y por lo tanto es necesario reconstituirla con agua. El agua de la zona también puede contribuir a aumentar los niveles de contaminantes en la preparación del biberón. 

Por otro lado, los preparados infantiles –cuyos fabricantes señalan que son aptos para bebés a partir de los 4 meses– también contienen arsénico, plomo y cadmio (8).  En este caso, los niveles de cadmio y plomo son similares a la leche de fórmula, pero los niveles de arsénico dependen de los ingredientes en que se basen estos preparados. Por ejemplo, las papillas a base de arroz tienen niveles de arsénico mucho más altos que las papillas a base de maíz, avena, mijo, espelta, trigo sarraceno o tapioca. 

Cabe destacar que, para proteger la salud pública, las organizaciones internacionales han establecido niveles máximos de elementos tóxicos en alimentos y preparados infantiles y todos los niveles de metales pesados encontrados en leche de fórmula y preparados infantiles se encuentran por debajo de estos niveles máximos. 

En conclusión, los recién nacidos y bebés están expuestos a metales pesados y contaminantes ya durante el embarazo, no solo a causa de la leche materna. Los organismo públicos y gobiernos deben establecer políticas y medidas para disminuir los niveles de contaminantes y metales pesados que consume la población en general y establecer recomendaciones para las embarazadas, mujeres lactantes, bebés y niños, como se ha hecho hasta ahora.

Los resultados de la monitorización de los contaminantes en la leche materna deben ser tratados con cautela, para poder establecer políticas que faciliten la lactancia materna y no alarmar a la población. Si las sustancias tóxicas encontradas en la leche materna se encuentran en algún momento por encima de lo recomendado, las políticas públicas deben focalizarse en conseguir rebajar los niveles de contaminación ambiental a los que están expuestas las madres, así como el resto de la población. Sea como sea, la lactancia materna sigue siendo la alimentación óptima para los bebés, especialmente teniendo en cuenta que la leche de fórmula también presenta niveles similares de estas sustancias.

 

Referencias: 

  1. Freire C, Iribarne-Durán LM, Gil F, Olmedo P, Serrano-Lopez L, Peña-Caballero M, et al. Concentrations and determinants of lead, mercury, cadmium, and arsenic in pooled donor breast milk in Spain. Int J Hyg Environ Health. 2022;240:113914.
  2. Ljung K, Palm B, Grandér M, Vahter M. High concentrations of essential and toxic elements in infant formula and infant foods – A matter of concern. Food Chem. 2011;127(3):943–51.
  3. Iwegbue CMA, Nwozo SO, Overah LC, Nwajei GE. Survey of trace element composition of commercial infant formulas in the nigerian market. Food Addit Contam Part B Surveill [Internet]. 2010;3(3):163–71.
  4. Kazi TG, Jalbani N, Baig JA, Afridi HI, Kandhro GA, Arain MB, et al. Determination of toxic elements in infant formulae by using electrothermal atomic absorption spectrometer. Food Chem Toxicol. 2009;47(7):1425–9.
  5. Dabeka R, Fouquet A, Belisle S, Turcotte S. Lead, cadmium and aluminum in Canadian infant formulae, oral electrolytes and glucose solutions. Food Addit Contam – Part A Chem Anal Control Expo Risk Assess [Internet]. 2011;28(6):744–53.
  6. Gundacker C, Pietschnig B, Wittmann KJ, Lischka A, Salzer H, Hohenauer L, et al. Lead and mercury in breast milk. Pediatrics [Internet]. 2002;110(5):873–8.
  7. Martínez MÁ, Castro I, Rovira J, Ares S, Rodríguez JM, Cunha SC, et al. Early-life intake of major trace elements, bisphenol A, tetrabromobisphenol A and fatty acids: Comparing human milk and commercial infant formulas. Environ Res. 2019;169:246–55.
  8. Ursinyova M, Masanova V. Cadmium, lead and mercury in human milk from Slovakia. Food Addit Contam [Internet]. 2005;22(6):579–89.
  9. Chajduk E, Pyszynska M, Polkowska-Motrenko H. Determination of trace elements in infant formulas available on polish market. Biol Trace Elem Res [Internet]. 2018;186(2):589–96.
  10. Su C, Zheng N, Gao Y, Huang S, Yang X, Wang Z, et al. Content and dietary exposure assessment of toxic elements in infant formulas from the chinese market. Foods [Internet]. 2020;9(12):1–10.

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