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¿Será normal?

¿Será normal?

Quedamos embarazadas, de nuestro hijo/a y de nuestras expectativas.

Parimos, a nuestro hijo/a y a nuestras expectativas.

Llegamos a casa con nuestro bebé y nuestras expectativas, y de pronto despertamos:

para que nuestro bebé esté bien, nuestras expectativas deben ir rompiéndose a pedacitos.

Quién más y quién menos ha visto cómo su realidad poco tenía que ver con su imaginario, y no es de extrañar, porqué los bebés, según nos han contado, maman, duermen y cagan, pero para que duerman, mamen y caguen, nosotras debemos hacer un máster sin profesores

Una vez pasados los primeros días, y cuando hemos conseguido que nuestro bebé mame con nuestro cuerpo más o menos relajado, podemos hacer un repaso de todos los días anteriores, y no siempre, pero en ocasiones, nos preguntamos… ¿Será normal?

¿Será normal que nuestro bebé suelte el pecho y se enganche al otro, dé una cabezadita de diez minutos y ya nos vuelva a pedir? ¿Será normal que nos pida tanto? ¿Será normal que mame de día y de noche con la misma intensidad? ¿Será normal que cague en cada toma? ¿Será normal la caca verde? ¿Será normal que no haga caca? ¿Será normal que si está despierto no haga nada más que mamar o de hacer el pájaro carpintero buscando teta? ¿Será normal que no quiera dormir en su cuna? ¿Será normal? ¿Mi bebé será normal? ¿Será normal que no le relaje el baño? Y yo… ¿seré normal? ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Seré yo que le paso los nervios?

Y claro, teniendo Google tan a mano, buscamos y… ¡TACHAAAAAN! Bebés de alta demanda.

Hay una controversia brutal sobre si los bebés de alta demanda son una realidad o si son una etiqueta más o si son bebés que sencillamente no cumplen con ciertas expectativas o si somos las madres…

No importa. Todo eso no importa. Cada madre sabe lo que necesita y lo que tiene en su regazo. Nadie más que una madre puede decidir buscar más allá o no hacerlo. Nadie más que una madre puede decidir si lo que le pone a su bebé es una etiqueta, un título nobiliario o sencillamente busca una palabra para ayudar a colocar emociones que la desbordan.

No, importa, de verdad, no vamos a entrar en debates absurdos.

Lo interesante aquí son las soluciones y ante un bebé muy demandante, tan demandante como indique cada madre, caben hacer tres cosas:

  1. Validar esos sentimientos: criar a un bebé es duro, la vida se pone del revés, las opiniones son como flechas, parece que el río nunca se encauce. Es cansado, eternamente cansado. No se vale decir que también es muy bonito, ¡claro que es muy bonito! ¡Claro que somos muy felices! Pero eso no quita lo anterior.
  2. Comprobar, si es un tema “solo” de alta demanda en tema lactancia, si así fuere, antes de nada, comprobar que las tomas son efectivas y que no hay ningún problema de succión o transferencia de leche. Puedes ir a un grupo o pedir hora con tu comadrona 🙂
  3. Si a nivel lactancia todo es correcto, nos queda lo más difícil: satisfacer las necesidades del bebé a la vez que satisfaces las tuyas.

Sí, habéis leído bien. El punto número tres es básico e imprescindible. Para satisfacer las necesidades del bebé, y poder ofrecerle lactancia y amor a demanda es importantísimo que la madre reciba apoyo. Las madres debemos ser cuidadas para cubrir la demanda estratosférica (por el otro lado biológica) de nuestros bebés. Además, debemos empezar a ser prácticas.

Es altamente probable que las noches sin dormir no terminen a los 6 meses como indican las revistas comerciales, sino que se alarguen hasta los 2 o 3 años, incluso más allá. Bien, en este punto debemos hacernos la vida más fácil. Buscar recursos para descansar mejor, llámale colecho, llámale exactamente lo que necesites para descansar.

Durante el día, necesitamos ducharnos, por higiene física pero sobre todo por higiene mental. Hagámoslo. Si puedes contar con alguien durante una horita por las mañanas eso sería perfecto, si no es así y puedes esperar a tu pareja, perfecto también. Si tu bebé puede dormir en una superficie llana, dúchate cuando duerma. Si no duerme en una superficie llana, no tienes ayuda por las mañanas y no puedes esperar a tu pareja, prueba con una hamaquita. Que no puede con la hamaquita y tu ducha con llantos del bebé sería solo higienica físicamente, cómprate una bandolera de agua y dúchate con tu bebé. Si tienes bañera, ¡ya es la leche!  y si no te apetece ducharte…¡No pasa nada!

Y así con todo. Necesitas comer. Fisiológicamente es indispensable para seguir con vida.

Que venga tu madre, tu amigo del alma, la suegra, la madrina, tu padre o tu primo el fin de semana y te deje tuppers para toda la semana, y no te hablo de tu pareja porque seguro que puede hacer muchísimas más cosas, y lo ideal sería que entre semana pueda estar por ti y por vuestro bebé y no encerrado en la cocina.

Sal a la calle. No importa que quieras salir arreglada o en chandal, da igual, pero salir a la calle nos ayuda a respirar. Los bebés duermen (ya sea en portabebés o cochecito), y la luz natural nos aporta energía. Si no duermen, no pasa nada, un bebé en la calle se distrae mucho más que en casa, y ¡nosotras también! Si te encuentras más cómoda en casa y estás bien ahí…¡Pues no salgas! Pero que no sea por falta de recursos.

En resumen: busca recursos, si no los encuentras pide por esa boquita. Seguro que tienes un grupo de madres cerca: de crianza o de lactancia, no importa. Rodéate de personas que te comprendan, sé políticamente incorrecta si lo necesitas, pidiendo, por ejemplo, un vale para una asistenta en vez de un regalo que no vas a usar. Sea lo que sea, no dejes a un lado tus necesidades.

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